A los bebés les encanta divertirse, pero también requieren de momentos de tranquilidad para poder dormir y recuperar energías.
Cuando juegan durante todo el día, caen en un estado de sobre-estimulación, el cual genera que se pongan más irritables, porque están más exaltados, y por ello les cuesta más conciliar el sueño.
Existen algunas señales que permiten identificar cuando los bebés no quieren jugar más.
- Cierran los ojos o bien se tocan constantemente los ojos y la cara
- Se agarran la oreja
- Apartan y tiran lejos sus juguetes
- Se tiran hacia atrás y arquean la espalda
- Evitan la mirada, se quedan fijos mirando otra cosa
- Están más irritables
Al percibir algunas de estas conductas se aconseja dejar el juego de lado y poner música de relajación, e invitarlos a descansar durante algunas horas.
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