Los niños y las evaluaciones

Babytuto

20 de julio de 2015

Desde nuestro ingreso al sistema escolar, cuando nos presentamos por primera vez en una sala de clases, llena de compañeritos nuevos, llenos de ideas y expectativas en nuestras pequeñas cabecitas, durante toda nuestra escolarización e incluso hasta la culminación de nuestros estudios superiores nos hemos visto enfrentados a desarrollar evaluaciones que miden nuestros conocimientos sobre determinados contenidos que debemos manejar.  El profesor para ser justo, realiza  un “instrumento evaluativo” (prueba o examen), el cual es llevado a cabo un día determinado, durante un tiempo estipulado y con preguntas correctamente redactadas y exactamente iguales para cada uno de los estudiantes que debe rendir la evaluación. Es aquí donde me detengo y surge el cuestionamiento ¿Será lo más “adecuado” evaluar con un mismo instrumento a un grupo tan heterogéneo de estudiantes?. Imaginemos que el objetivo es subir un gran y frondoso árbol. Para realizar esta hazaña se han congregado diversos animales, un ágil mono, una sabia tortuga, un enorme elefante, un pequeño pez, un rápido pajarito y un viejo lobo de mar. Cada animal tiene diversas características, tamaño, peso, forma y habilidades. Probablemente todos puedan llegar a la cima del árbol, pero de seguro todos lo harán de distintas maneras producto de sus marcadas características propias de su especie, quizás uno trepará con facilidad, otro volará, otro alargará su gran trompa y alcanzará las  hojas más altas del árbol, otros necesitarán de un sistema externo como una escalera o una rampa para alcanzar el objetivo planteado, pero finalmente todos podrán lograr el objetivo de una u otra manera. Comparemos esta situación con un grupo de estudiantes que proviene de familias, estratos sociales, comunas y rutinas diferentes, con iguales edades pero con gustos y habilidades distintos. Todo este grupo de estudiantes debe demostrarle a su profesor que ya sabe sumar, que aprendió y comprende el arte de la adición. La evaluación ya está confeccionada y los estudiantes se disponen a responder, algunos contarán con sus dedos, otros realizarán palitos en un papel, otros sacarán los lápices de su estuche para poder llegar al resultado y otros solo necesitarán mirar los números expuestos en la prueba para poder llegar al resultado esperado, sin embargo, el instrumento era el mismo, el tiempo era el mismo, la sala de clases era la misma, el docente era el mismo y cada uno de los estudiantes era completamente diferente a cada uno de sus compañeros. Con esto no quiero decir que los profesores deban crear instrumentos evaluativos diferentes para cada uno de sus estudiantes, solo intento sensibilizar en cuanto a respetar los diversos ritmos y estilos de aprendizajes, como cada una de las diversas habilidades que presenta cada ser humano. La finalidad es aplicar procedimientos acordes a las características del estudiante, otorgándole de esta forma la oportunidad de demostrar lo que ha aprendido. Estamos tan acostumbrados a regirnos por la homogeneidad dentro de las salas de clases. En educación se nos mide en base a instrumentos evaluativos estandarizados tan conocidos como SIMCE o PSU y las pruebas a las que nuestros niños o incluso nosotros estamos expuestos, responden a un concepto mal posicionado en nuestra sociedad, el cual postula que debemos ser medidos de igual forma y condiciones para que exista equidad, más el efecto que produce es lo contrario, generando desigualdad, dejando de lado a todos aquellos que presentan dificultades específicas de aprendizaje, déficit atencional, discapacidad intelectual, hiperactividad, etcétera, etcétera. En todo orden de cosas debemos respetar las diferencias que cada persona presenta y medirnos en cuanto a los avances y metas que cada uno se establece. Evitemos las comparaciones poco constructivas, llenas de patrones y moldes establecidos. No evaluemos a nuestros hijos de igual forma, incluso hermanos nacidos de los mismos padres, criados bajo el mismo techo y con normas y rutinas iguales, son completamente diferentes. Centrémonos en las fortalezas y habilidades que cada uno de nuestros pequeños presenta y en base a eso evaluemos, midamos y propongamos metas, cada niño avanza a su ritmo, según sus intereses y con las herramientas que para el son más amigables. Otros temas que te podrían interesar: Shutterstock

Compartir