El niño que pierde el control, ¿es agresivo?
Babytuto
30 de junio de 2014
A veces los niños hacen pataletas no solo para llamar la atención cuando sienten que necesitan algo, sino que también para manipular a su papás y conseguir lo que quieren. Cuando estas se repiten muchas veces durante el día, duran varios minutos, y tienen un componente de agresividad, lo mejor es consultar con un especialista.
El tema de la agresividad es sumamente complejo, porque pueden haber muchas causas que gatillen que el niño tenga este comportamiento. Por ejemplo, si tiene dos papás que no se ponen de acuerdo en lo que le dicen, el menor no sabrá cómo comportarse y finalmente hará pataletas (más o menos agresivas) para lograr lo que desea.
¿Cuándo se pueden comenzar a observar signos de agresividad?
A partir los 2 años se pueden observar las primeras pataletas por conflictos con la autoridad. Entre los 3 y los 4 años estas manifestaciones se pueden agravar y hacerse cada vez más agresivas, con comportamientos desproporcionados como pataletas, llanto, y golpes, entre otros.
Las rabietas pueden ser algo normal, porque a esa edad los niños todavía tienen dificultades para expresarse y exteriorizar lo que sienten, pero cuando se extienden más allá de los 6 años, es importante consultar con un especialista que pueda determinar las causas de su comportamiento, y prescribir un tratamiento.
¿Qué hacer para disminuir este comportamiento?
Entre los 2 y los 5 años deberían funcionar las herramientas que usan comúnmente los papás ponen límites al comportamiento de los niños. Es fundamental mantener un ambiente tranquilo para que los adultos vuelvan a recuperar el control, y los niños entiendan que la forma correcta de comunicarse es calmadamente y no a través de gritos o golpes.
El sentido común y el humor pueden servir para conseguir que el niño siga las órdenes que los papás quieren, haciendo más fácil todo lo que se tiene que hacer en la casa. La forma en que se le piden las cosas puede influir de gran manera en que los papás logren o no sus objetivos, y que los menores respondan de manera positiva lo que se les pide.
Cuando los niños son extremadamente agresivos no tienen tolerancia a la frustración y y por eso responden de manera descontrolada, con un actuar que busca hacer daño a otras personas, y destruir objetos. Los menores no muestran empatía, y tampoco sienten culpa por su forma de actuar. Lo más probable es que deban necesitar de una terapia junto a sus padres para poder normalizar su comportamiento.
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El tema de la agresividad es sumamente complejo, porque pueden haber muchas causas que gatillen que el niño tenga este comportamiento. Por ejemplo, si tiene dos papás que no se ponen de acuerdo en lo que le dicen, el menor no sabrá cómo comportarse y finalmente hará pataletas (más o menos agresivas) para lograr lo que desea.
¿Cuándo se pueden comenzar a observar signos de agresividad?
A partir los 2 años se pueden observar las primeras pataletas por conflictos con la autoridad. Entre los 3 y los 4 años estas manifestaciones se pueden agravar y hacerse cada vez más agresivas, con comportamientos desproporcionados como pataletas, llanto, y golpes, entre otros.
Las rabietas pueden ser algo normal, porque a esa edad los niños todavía tienen dificultades para expresarse y exteriorizar lo que sienten, pero cuando se extienden más allá de los 6 años, es importante consultar con un especialista que pueda determinar las causas de su comportamiento, y prescribir un tratamiento.
¿Qué hacer para disminuir este comportamiento?
Entre los 2 y los 5 años deberían funcionar las herramientas que usan comúnmente los papás ponen límites al comportamiento de los niños. Es fundamental mantener un ambiente tranquilo para que los adultos vuelvan a recuperar el control, y los niños entiendan que la forma correcta de comunicarse es calmadamente y no a través de gritos o golpes.
El sentido común y el humor pueden servir para conseguir que el niño siga las órdenes que los papás quieren, haciendo más fácil todo lo que se tiene que hacer en la casa. La forma en que se le piden las cosas puede influir de gran manera en que los papás logren o no sus objetivos, y que los menores respondan de manera positiva lo que se les pide.
Cuando los niños son extremadamente agresivos no tienen tolerancia a la frustración y y por eso responden de manera descontrolada, con un actuar que busca hacer daño a otras personas, y destruir objetos. Los menores no muestran empatía, y tampoco sienten culpa por su forma de actuar. Lo más probable es que deban necesitar de una terapia junto a sus padres para poder normalizar su comportamiento.
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