¿Debemos castigar a nuestros niños y niñas?

Babytuto

13 de agosto de 2015

Tradicionalmente se  nos ha enseñado que el castigo es una buena forma de instruir a nuestros niños y niñas respecto de lo que “está bien” y lo que “está mal”. Sin embargo, el castigo es algo que a veces suele temerse, pues puede cruzar la delgada línea de la violencia, y su espíritu de “enseñar” queda rezagado. Sin duda, buscamos que nuestros infantes aprendan en un ambiente de amor, contención y armonía, pero hay situaciones que pueden escapar de nuestras manos, y sin quererlo de pronto se ven enfrentados a peleas con amigos, fuertes caídas y grandes desilusiones. Es entonces donde queremos ser su mayor cobijo, pero pueden ocurrir cosas que tal vez no favorezcan a nuestros pequeños, pues no le permiten un aprendizaje respecto de la experiencia que han vivido y las posibles consecuencias de sus actos. Con  lo anterior me refiero a las ocasiones en que los pequeños actúan de manera inadecuada y sobrepasan hasta nuestros propios límites, por ejemplo: cuando desobedecen, cuando son irrespetuosos, cuando violentan a otra persona, cuando realizan pataletas, cuando son egoístas etc. ¿Qué hacer si me veo superado y mis diálogos ya no funcionan? Para encontrar una respuesta, es importante tener claro y siempre en mente,  que los límites y posibilidades que logremos enseñar, van a permitir que en un futuro, nuestros niños y niñas se desenvuelvan solos en el mundo. Por lo tanto debemos ser certeros a la hora de enseñar cómo actuar, pues serán éstas las pautas que van a seguir el resto de sus vidas. Es por ello que hay que ser criteriosos al definir cuáles son realmente las “malas conductas”. Por otro lado, es importante tomar postura firme y coordinada, sobre todo cuando hay dos referentes adultos, es decir, si  padre/madre deciden retar o castigar, no pueden desautorizarse frente al infante. Por lo tanto, es vital tener una buena comunicación frente a estos problemas. Otro punto muy importante frente a los castigos, tiene que ver con cómo queremos hacer llegar el mensaje a los niños y niñas. Si lo que busco es que aprenda, entonces siempre, debo utilizar como primer recurso, el diálogo. Posteriormente ir evaluando la situación paso a paso, para poder solucionar el problema. Si es necesario recurrir al castigo, que éste sea coherente con su conducta, es decir, si veo que ha golpeado a otro niño, no le enseñaremos a “no golpear” golpeándolo. Será preciso que aprenda a pedir disculpas sinceras, pero que además aprenda que sus actos tienen consecuencias en los demás, entonces sería bueno un castigo que sin violentarlo, le permita saber que su actuar no se borrará sólo con disculpas. Entonces por ejemplo podemos privarlo de su “play station” por un tiempo determinado. Nunca será más efectivo el golpe, pues en primer lugar, le estás enseñando a ser violento, además es una conducta que no asegura ninguna respuesta positiva por parte del niño, y finalmente sólo empeorará la situación. Tampoco es efectiva la excesiva compasión, pues si amenazo con un castigo que al primer puchero se borrará, asimismo aprenderá a manipular nuestras acciones. En este sentido, es necesario entender el castigo, como una enseñanza más, que le permita evaluar críticamente su actuar, para corregirlo. Por lo tanto, tras cada castigo, debe existir una conversación donde se discutan esas reflexiones, de manera más calmada, y no dejar que pueda ser entendido como una simple injusticia. El pequeño debe entender por qué se le castiga, y qué se espera de ello. Sólo así podemos transmitirles que es un acto de amor, y no de venganza. Lo importante es, que a pesar de todas estas dificultades, como padres y madres, logremos otorgar ese refugio que permita la  expresión, el aprendizaje y el amor, pero que además, le permita comprender que en el mundo hay muchas cosas que no nos gustan, sin embargo debemos saber controlarnos y actuar respetuosamente frente a los otros y otras. Otros temas que te podrían interesar: niñocastigado

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