Ser padres y cómo lograr flexibilidad en los roles?

Babytuto

17 de octubre de 2014

Hoy en día los padres primerizos se preguntan constantemente cómo ser buena mamá y papá, qué hacer para cumplir el rol de manera óptima. Con el fin de dar algunos tips, la psicóloga Mónica López escribió un artículo sobre el tema. Es cierto que cuando un niño nace, la madre amamanta, acuna y comparte la mayor parte del tiempo con el bebé, pero esto no quiere decir que el padre debe quedarse más al margen, al contrario, el hombre tiene un rol fundamental en esta etapa y debe buscar activamente este espacio, donde pueda proteger este acunamiento entre la madre y el bebé, contener, apoyar, compartir las labores de cuidado (ir al médico, cambiar pañales, calentar leches, hacer dormir, etc., etc.), formar una relación de apego con su hijo, hablándole, cantándole, observándolo, acariciándolo con masajes, haciéndose parte presente de su vida a través de un contacto regular, constante y nutritivo. En este sentido, si bien cada uno de los dos en la pareja  tendrá sus fortalezas características, que ayudarán a complementarse y a aportar diferenciadamente desde su propio rol (padre / madre), la flexibilidad es clave. Que ambos puedan intercambiar labores y apoyarse mutuamente en algunas es un aprendizaje que se da desde el inicio. Así, la flexibilidad puede ayudar a que si ambos pueden jugar, acunar, hacer dormir, calmar el llanto, alimentar a un hijo, entre otras tareas, no se genera tanta dependencia del niño por uno de sus padres, entregándole más libertad si es que éste necesita un tiempo personal (para estudiar, descansar, reponerse emocionalmente después de una situación difícil, salir con amigos, etc.). Así, si bien puede ser que existan preferencias y tendencias entre quién hace cada cosa, es importante que ambos padres sepan cómo hacerlas. Por ejemplo, puede ser que la madre se esguince un pie y necesite reposo absoluto una semana, si la distribución de tareas era rígida, llevará a que el padre se angustie pues él se dedicaba solamente a jugar, llevar al médico o comprar en el supermercado, pero no sabe cambiar pañales, cómo se calienta la leche, la temperatura que debe estar el agua para el baño, entre tantos otros detalles, complicándose por completo cuando debe asumir estas tareas que antes no había hecho o incluso teniendo que pedir ayuda a su madre o suegra para que lo “rescaten” de esta situación imprevista. Sin embargo, la vida está llena de imprevistos y la flexibilidad con la que los adultos se pueden adaptar a los cambios y tomar distintas tareas ayuda a afrontarlos de mejor modo. Por otra parte, compartir las tareas equitativa y flexiblemente, además de estar alineados en la crianza, evita también que el niño vaya formándose imágenes polarizadas de sus padres y que ellos caigan en roles rígidos que los van desgastando e influyendo negativamente en el apego, por ejemplo, cuando uno de los padres es el estricto, castigador, que impone límites y se encarga de temas prácticos (orden, médicos, tareas, etc.) y el otro se dedica a jugar, regalonear, a convencer al otro padre que le quite castigos o no sea tan duro, a dar regalos, guardar secretos para evitar retos, o aliarse con el niño en una postura que favorece que el niño prefiera confiar y estar más con ese padre que con el otro. Cuántas veces los padres dicen “pregúntale a tu mamá” o “pregúntale a tu papá” cuando uno de los hijos pide un permiso, no suena más coherente decir “déjame conversarlo con tu mamá (o papá) y te contamos después si es que hay permiso”… existe una diferencia grande entre estar alineados o no. Si bien un hijo siempre percibirá con cuál de los dos padres puede lograr más cosas o convencer más fácil, es importante que en temas de crianza no existan diferencias muy significativas y si éstas ocurren, que se hablen en privado entre los padres, puedan llegar a ciertos acuerdos sobre qué es lo que se permitirá y qué no dentro de la crianza familiar, y por sobretodo, respetar esos acuerdos. Todas las actividades planteadas antes son inherentes a la crianza. Algunas más gratas y amenas que otras. Lo importante es que no sólo se realicen las agradables, ya que con esta actitud se va generando un desequilibrio, un desgaste, una percepción de injusticia que no solo afecta la relación que pueda tener el niño con cada uno de los padres, sino también la relación de pareja, pues existe una vivencia de falta de apoyo y abandono en las tareas más complejas, lo cual va separando en vez de unificar a la familia. De este modo, la flexibilidad siempre podrá ayudar a los padres a sentirse más preparados para enfrentar la tarea de la paternidad, adaptarse a los cambios y hacerse cargos de tareas. De esta forma, la distribución equitativa en las tareas que implican la paternidad es un acto de amor, balance y apoyo. Mónica López Hernando  Psicóloga clínica, terapeuta familiar y de pareja, especialista en psicología positiva. Directora Instituto del BienEstar. www.sanarte.cl Otros temas que te podrían interesar:  padres y rol

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