Seguramente te sorprendiste al leer el título de este artículo. Quizás piensas que no hay relación alguna entre una y otra condición, pero si la hay.
En otros artículos hablamos de la “Etapa Oral del niño”, la cual, obliga a llevarse todo a la boca para satisfacer sus necesidades básicas de alimentación y obtener, además, la llamada gratificación cerebral, con la producción de las hormonas de la felicidad.
Freud, relaciona la satisfacción de la libido directamente con la boca, por lo que en esta etapa el niño se relaciona principalmente con el entorno, a través de la boca. El médico presentaba lo siguiente; si esta transición se lleva a cabo de una forma brusca, creía que podía afectar a su futuro, en la configuración de la personalidad.
Según Freud, el no completar esta etapa oral, podía ser la causa en el adulto de desarrollar algún trastorno relacionado con la dependencia pasiva, problemas de envidia, o personalidades manipuladoras.
Entre los 4 y 5 años, habitualmente la necesidad es satisfecha por la succión del chupete y a veces, por lactancias maternas prolongadas, especialmente en niños que no aceptan el destete. Si en esta etapa el niño no usa Chupete, quedará inconcluso y posteriormente en la adolescencia, o siendo adultos, la “reemplazará” con el hábito de fumar.
Chupete y Cigarros: Llevarse el cigarro a la boca, succionarlo, inhalar y exhalar el humo, son actos que están relacionados directamente con la boca y logran los mismos objetivos de gratificación cerebral, a través de la Nicotina, la que, a su vez, gatilla la producción de Endorfinas. Dicho de otra manera, el uso del Chupete y el hábito de fumar, usan los mismos mecanismos orales y logran los mismos objetivos finales.
Muchas veces el hábito de fumar va de la mano con el comer y beber en exceso, o masticar chicle, todas condiciones que involucran la boca y los labios.
Los fumadores que más les cuesta dejar de fumar, habitualmente nunca usaron chupete siendo niños.
Artículo:
Dr. Pedro Marinov Martinić - Médico Pediatra