Para todo ser humano, dormir es un proceso normal y absolutamente evolutivo, es decir, que esta necesidad cambia a medida que el niño crece y se desarrolla. Esta es una necesidad innata, no se enseña, ya que en el vientre materno los bebés también duermen.
En los primeros meses de vida del bebé, es capaz de despertarse muchas veces durante el día y la noche, porque necesita comer, porque está inquieto (microdespertares) y necesita asegurarse de que su cuidador(a) está cerca.
Según la Asociación Española de Pediatría (AEP), en el portal EnFamilia indican que los bebés no tienen un ritmo regular de sueño hasta los 6 meses de vida, aproximadamente.
Hay que recordar que durante los primeros días, el bebé no distingue entre el día y la noche, por lo tanto, es natural que se demore un tiempo en acomodar sus períodos de sueño. Por eso, la mejor idea para la madre y el padre es dormir mientras su criatura también lo hace.
Por la noche se deben evitar actividades divertidas y de gran estimulación para que así poco a poco vaya entendiendo que la noche es para dormir. Cuando se despierte durante la noche para comer, hay que hacerlo con poca luz. Si necesita cambio de pañal, se debe hacer estimulándole lo menos posible, afirma la AEP.
Crear una rutina es muy importante, así el bebé asociará algunas actividades y que luego irá a dormir. Una buena rutina antes de dormir incluye actividades tranquilas como baños, masajes, caricias, etc.
No es recomendable jugar con él por la noche; es mucho mejor dejar los juegos y otras cosas divertidas para los periodos en los que esté despierto durante el día.
¿Cuánto debe dormir?
Según la AEP, los recién nacidos duermen entre 16 y 18 horas al día; a los 2 años el promedio de sueño es de 13 horas al día; desde los 3 a los 5 años es de 10-12 horas, y entre los 6 y los 10 años de vida los niños duermen alrededor de 10 horas al día. Además recomiendan no despertarlo para comer a menos que el pediatra lo indique por alguna situación particular.
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