¿Qué tanto debemos proteger a nuestros niños y niñas?

Babytuto

23 de septiembre de 2015

Para algunos padres y madres, el cuidado y la atención que les ponemos a nuestros pequeños es un tema central, y sin duda lo es, ya que si ponemos interés a sus acciones, a sus formas de relaciones, a sus sentimientos y a sus emociones, podremos conocerlos y acogerlos mejor. Sin embargo, es importante saber cuál es nuestro límite en torno al cuidado y la vigilancia, para poder estar atentos sin agobiarlos ni interrumpir su desarrollo natural con el entorno y sus pares. En este sentido, es importante darles espacio, que les permita conocer el mundo, su entorno y a sí mismos, mientras observamos y actuamos con respeto de su infancia. Para esto, es imprescindible darles espacios donde puedan tomar decisiones por sí mismos. Una perfecta instancia para esto es el juego, sobre todo si es con pares y amigos, pues ahí se va a desenvolver de manera genuina y es donde aprende importantes códigos sociales y culturales. Ante esto, es necesario observar con distancia sin agobiar, ya que si nos ponemos encima de ellos, diciéndoles con quién, cómo y cuándo jugar, el niño o niña no sabrán cómo hacerlo cuando sus padres no estén sobre ellos dándoles instrucciones. Es por ello, que es importante darles herramientas que poco a poco les permitan descubrir e investigar el mundo, de modo que paulatinamente podamos soltarlos y confiar en ellos. ¿Cómo hacerlo? Conversando calmadamente con ellos, jugando y simulando distintas situaciones y ayudándolo a reflexionar día a día en torno a las sencillas cosas que realiza: juegos, amistades, relación con profesores, etc. Si estamos encima observando juzgando e interviniendo los juegos y relaciones de nuestros niños y niñas, nunca aprenderán a tener sanas relaciones, a tener amigos ni a estar solos, lo cual no es para nada ventajoso en su desarrollo. Por ejemplo, si mi hijo está jugando con un amigo y de pronto son algo violentos, yo no debo separarlos de inmediato ni menos retar al otro niño, sino que debemos esperar y observar cómo sigue el juego, para luego intervenir si es que es necesario, y si no lo es, podemos hablarlo luego con él y señalarle que esos juegos no son apropiados. Esto no significa despreocuparnos, sino más bien preocuparnos con respeto tanto de nuestro hijo como de sus pares. Un padre o una madre deben enseñar a reclamar, discutir, resolver y jugar, en vez de hacerlo por su hijo o hija, pues de otra manera no están permitiendo que los niños crezcan y aprendan por sí mismos. Entonces, observemos, escuchemos y conversemos con ellos, cuidando las distancias pero sin dejar de ser los padres y madres preocupadas y cariñosas que sólo buscan que su pequeño o pequeña tenga una bellísima infancia. Otros temas que te pueden interesar: protegeraLOSNIÑOS

Compartir