Los roles han cambiado con el tiempo y aunque la mujer ha avanzado bastante en la lucha por conseguir más derechos y ocupar espacios que antes se les, los hombres han debido ceder y compartir lo que antes les era exclusivo a ellos, lo cual no les ha resultado tarea fácil.
En este sentido, si se piensa en las expectativas que existen respecto a los hombres, rápidamente es posible percibir lo confuso que puede resultar ocupar un rol definido hoy en día, ya que si bien el machismo no es aceptado como tal, las mujeres esperan que el hombre mantenga ciertas conductas más tradicionales y conservadoras, “caballerosas” como se suele decir, pero también se espera al hombre 2.0, que tenga cierto lado femenino desarrollado, lo cual puede ser bastante complejo de entender para algunos.
La psicóloga Mónica López, da algunos ejemplos, donde pretende transparentar lugares comunes y recurrencias en conversaciones femeninas, ciertas tendencias nos muestran que:
Los hombres suelen destacar por su sentido lógico, práctico y concreto, tendiendo a la solución de los problemas más que a su reflexión (lo cual puede ser muy útil en ocasiones), pero las mujeres cuentan sus angustias, en general, buscan más empatía, escucha activa y contención. Un abrazo con unas cuantas palabras dulces de comprensión, en muchas ocasiones pueden valer más que mil soluciones. Pero no siempre es fácil de lograr, pero se aprende.
Es atractivo que un hombre tenga poder de decisión y sea seguro de sí mismo, a las mujeres les agrada que decidan considerando los gustos o intereses (como cuando las llevan de sorpresa a un restaurant), sentir que validan la opinión, que se les escucha y considera, pero en situaciones complejas o que requieren de rápida respuesta, quieren que sean capaces de tomar decisiones sin tantas dudas. La inseguridad, el exceso de preguntas, el ¿lo hago o no lo hago? puede generar que la mujer sienta la responsabilidad siempre y eso desgasta.
Es de mucha atracción los hombres que tienen amigos y pasatiempos, pero también se espera que otorguen a la pareja un lugar prioritario en sus vidas, que integren a la mujer en su mundo social y las hagan sentir que su mejor panorama es estar con ellas. No se trata de exclusividad, sino prioridad. En términos simples es no sentirse después de su trabajo, sus amigos, sus deportes, su tiempo personal para dormir, sus abuelos, su perro, su control remoto, su guitarra, el playstation y sus libros.
Las mujeres dependen cada vez menos del hombre proveedor, les gusta tener libertad económica, pero de todos modos valoran un lindo regalo, invitaciones a salir y cierta seguridad de que él podrá sustentar nuestro hogar, en caso de necesitarlo.
Las mujeres valoran que los hombres mantengan una buena relación con su familia de origen, los visiten y les expresen afecto y preocupación. Que un hombre ponga a su pareja y a la familia que ha formado con ella en un lugar principal es clave, sentir que la opinión de las mujeres están bien claros sin “invasiones territoriales”, es todo un tema por el que las parejas actuales caen en conflicto con frecuencia.
Las mujeres quieren un hombre sensible, que sepa expresar sus emociones, comparta sus sueños e ideas, que se acuerde y pregunte por lo que le contaron que les preocupaba algunos días antes, que pueda contar sus problemas, confíe su mundo interior en las mujeres, pero cuando su nivel de introspección es demasiado alto, tiende a complicarse y sobre preocuparse por todo, llorando o sintiéndose frágil por cada situación difícil o cuestionando cada cosa que le pasa…la mujer lo tilda de “enrollado”. Los hombres también lloran y las mujeres quieren contener, pero con equilibrio, sintiendo que también ellos pueden contenerlas con su fortaleza.
Se podría hablar infinito sobre las expectativas que las mujeres tienen de los hombres y de las parejas que buscan, pero lo que está bastante claro es que las mujeres tendemos a tienden a ser exigentes, incluso hay estudios que demuestran que es esperable un nivel de queja en las mujeres dentro de sus relaciones de pareja (cuando es el hombre el que se queja más, el pronóstico no es muy favorable), pero lo que la especialista quiere transmitir finalmente, es que los hombres no son adivinos y la comunicación respecto a qué es lo que deseamos y no deseamos dentro de nuestra relación es fundamental.
Los tiempos han cambiado y si bien el macho alfa bruto, reservado, distante y frío, puede rodearse de un halo de misterio y seducirnos en lo que significa el “desafío de la conquista”, el “chico malo” está cada vez menos de moda, pues finalmente vamos se va aprendiendo que esta elección trae más de agraz que de dulce como experiencia, pero ya todas las mujeres saben que el “chico bueno” termina siendo un excelente amigo, pues puede ser aburrido a la larga.
“Ni bueno ni malo, queremos hombres con todas sus letras, que nos hagan sentir amadas, deseadas, nos entreguen estabilidad y seguridad, pero con una buena dosis de aventura y conquista, no es tan fácil, pero así como ellos han ido cambiando con el tiempo, nosotras también lo hemos hecho, nuestras necesidades son otras. De todos modos, sea como sea quien escojamos como pareja, el camino trae aprendizajes y es importante más que pedir y pedir sin límite, el valorar también lo que el otro nos entrega, entendiendo que los príncipes azules no existen, pero si hay algunos con capas verdes, rojas o plomas” explica Mónica López.
Mónica López Hernando
Psicóloga clínica, terapeuta familiar y de pareja, especialista en psicología positiva. Directora Instituto del BienEstar.
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