Por qué mi hijo ya no me idolatra?

Babytuto

16 de diciembre de 2014

Existen sin dudas muchos minutos duros para los padres en el camino de la paternidad y maternidad: cuando tu guagüita recién nacida llora y no sabes por qué, cuando tu hijo llora porque no quiere que lo dejes en el jardín o colegio sino que se quiere quedar contigo, cuando tienes que ponerle límites y se te parte el corazón porque quisieras darle en el gusto y cumplir con todos sus deseos con tal de verlo sonreír. Pero sin duda, uno de los más difíciles de aceptar, es aquel momento en que tu hijo o hija comienza a ignorarte, mirarte con desprecio, a darle vergüenza que te vean con él, y a expresarte verbal o corporalmente cierto rechazo. Esto suele ocurrir cuando tu pequeño ya no es realmente tan pequeño sino que se está transformando en un adolescente, proceso que comienza alrededor de los 11-12 años. ¿Cómo es posible que aquel niñito que lloraba porque no se quería separar de ti, que se calmaba apenas tú lo tomabas en brazos, que si le preguntaban a quién quería más automáticamente te nombraba a ti, de un minuto a otro te desprecie, te ignore e incluso te verbalice que te odia? Lamentable y sorprendentemente esto es algo natural, algo que debe ocurrir en mayor o menor grado, y que es inherente a una etapa del desarrollo muy difícil llamada adolescencia. Esto ocurre por distintas razones:
  • Comienza la búsqueda de la identidad, y para encontrarla necesariamente el adolescente debe tomar cierta distancia de sus padres y su familia, para centrarse en sí mismo. Como esto no es fácil para los adolescentes, deben crear un rechazo “justificado” hacia los padres para no sentir culpa de distanciarse de ellos. “Es que mis papás son muy estrictos”, “Mi mamá me critica todo el día”, “Siempre favorecen a mi hermana antes que a mí”, son razones que justifican la distancia que el adolescente debe tomar para encontrarse a sí mismo.
  • Distanciarse del grupo familiar para acercarse al grupo de pares: parte de la búsqueda de identidad es tomar decisiones propias respecto de quienes elijo para rodearme, más allá de las relaciones familiares las cuales no elegimos.
  • Cuestionar aquellas normas externas impuestas por los padres y la sociedad, para ver realmente cuales me hacen sentido y en cuales quiero creer, defender y apropiarme para adelante.
Esto por normal que sea, no significa dejar de ponerle normas a sus hijos y permitirle hacer lo que sea. Pero si es importante entender por qué actúan así y que no es algo personal contra usted, sino que es una característica de la etapa. Su hijo necesita dejar de idolatrarlo y admirarlo para encontrar su verdadera identidad, y poder llegar a ser una persona sana emocionalmente. A pesar de ser duro y doloroso de aceptar para los padres, es normal y necesario. Pero es sólo una etapa, este rechazo no durará para siempre, así que paciencia. Javiera García- Huidobro A. javiera huidobro

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