Por qué ir a terapia de pareja?

Babytuto

19 de enero de 2015

Muchas parejas ven la terapia como último recurso antes de separarse, “Ya intentamos todo, si esto no resulta, entonces no queda más opción…” Sin embargo, también es cierto que cada vez más parejas tienen conciencia y humildad para pedir ayuda más tempranamente. La terapia es una opción cada vez más validada y que ya no es sinónimo de debilidad, sino de valor por reconocer las propias limitaciones y ser capaz de detenerse y buscar apoyo no sólo ante problemas significativos, sino también para prevenir dificultades mayores de las cuales empiezan a ver indicios. Mónica Lopez Hernando, psicóloga clínica, terapeuta familiar y de pareja, especialista en psicología positiva explica que “la terapia de pareja surge como un espacio donde pueden aprender y crecer juntos, reencontrarse, prevenir, fortalecer, reparar heridas, resolver conflictos y llegar a acuerdos, tomar decisiones, aprender a discutir, equilibrar temas de poder, reordenar roles, mejorar la comunicación, ver la responsabilidad propia en la dinámica de la relación y cómo podemos contribuir a mejorarla, favorecer una mejor convivencia, lograr un mayor entendimiento el uno del otro, aumentar el respeto y la valoración, elegirse nuevamente o pensar en la separación y en cómo sobrellevar la situación de la forma menos dañina posible, sobre todo si hay hijos”. A continuación la especialista explica las razones más comunes por las cuales se asiste a una terapia de pareja: Dificultades de comunicación: muchas veces arrastramos dolores o dificultades sin resolver por no expresar adecuadamente las necesidades, de una forma en que el otro pueda escucharme de verdad (sin sentir que está en un campo de batalla donde lo que le digo es un ataque del que debe defenderse), mostrar que aunque algo no sea importante para el otro para mí sí lo es y valoraría que mi compañero lo considerara. El poder comunicarme con el otro, expresarle qué pienso y siento cada día, qué quiero, qué cosas estoy viviendo, cuáles son mis inquietudes, mis intereses, mis logros y dificultades, ayuda a que el otro pueda conocerme mejor, sepa en qué situación estoy, pueda brindarme apoyo si ve que lo necesito (es importante no sólo esperar que al otro le nazca, sino también aprender a pedir con claridad). Es clave comunicarse con respeto, saber escuchar empáticamente al otro, ponerse en su lugar ¿cómo se sentirá al escuchar lo que le estoy diciendo?, pedir disculpas ante nuestros errores. Infidelidad y celos: hay personas que son celosas con una pareja y con otra no, personas que son celosas con todas sus relaciones (amistades, familia, pareja, etc.) o sólo con la pareja, cada persona es distinta y no podemos generalizar. Los celos suelen aparecer cuando hay faltas a la confianza, cuando hay situaciones que reactivan recuerdos y nos hacen sentir amenazados, se generan en una dinámica, el otro me genera inseguridad por algún motivo (justificado o no, bien o mal interpretado) y eso atenta a la confianza que pueda tenerle. En general, se generan más celos en personas que sienten mayor dependencia del otro, con baja autoestima, que temen a la soledad y tienen fantasías de abandono, pero también hay experiencias como la infidelidad en concreto que genera celos que quizás antes no existían. Hay distintos tipos de infidelidad, por distintos motivos y algunas son más difíciles de perdonar que otras, pero lo claro es que no sólo se trata en terapia de trabajar la reparación de la herida, la culpa y lo que surge como consecuencia, sino también ver qué pasa en la relación, dónde está la grieta que dio cabida a que el otro desviara su atención hacia alguien más. Pues hay responsabilidades compartidas en que la relación no ande muy bien y por ende es importante prevenir y fortalecer. Sexualidad: si bien con el paso de los años la pasión ya no es la misma que la del principio, una pareja estable no tiene por qué aburrirse en la cama o caer en la rutina. Es responsabilidad de ambos construir una sexualidad satisfactoria, donde no es necesario que sean súper atletas ni que se disfracen, ni hacer la “mega ultra posición” que leyeron en un libro tántrico… Se trata más bien de encontrarse y disfrutar juntos, a su manera, no a la que dicen los demás que deben disfrutar. Ahora, si disfrutan de lo lúdico, bienvenido sea todo lo que aporte a la relación y sea placentero para ambos. Hoy en día muchas parejas consultan pues no están satisfechas con la frecuencia con la cual tienen relaciones, la duración o calidad de ellas y con el deseo. Ya quedó atrás eso de que “a las mujeres les dolía la cabeza y el hombre siempre quería sexo”, hoy muchas parejas se sienten complicadas pues no existe deseo o es muy bajo, sobretodo se ha observado un aumento en los hombres con esta dificultad, la cual también es un tema a abordar. Es clave entender que la sexualidad se ve bastante afectada por el estrés, el cansancio, el distanciamiento afectivo, la falta de comunicación, situaciones como tener a los hijos durmiendo en la cama, entre otras que en terapia pueden abordarse y a veces, al mejorar el contexto, la sexualidad sale de su bloqueo y vuelve a fluir. Problemas de convivencia: desde falta de adaptación a las costumbres del otro, sensación de injusticia y desequilibrio en la distribución de tareas domésticas, el manejo del dinero, el uso de los espacios, el respeto por los tiempos personales, las tomas de decisiones (individuales o en conjunto), la rutina o monotonía en el diario vivir, la des idealización del otro al momento de convivir con él o ella, entre otras dificultades pueden surgir y llegar a peleas o conflictos complejos que hagan difícil de tolerar la vida en común. Es común escuchar “nos amamos, pero somos un desastre viviendo juntos”, “siento que en vez de una pareja, tengo un hijo al que debo cuidar, ordenar sus cosas y hacer todo”, etc. Desde este escenario, la terapia de pareja puede ayudar a llegar a acuerdos, tolerar mejor las situaciones, generar flexibilidad ante algunos temas y sobrellevar mejor este proceso de ajuste que no sólo se debe hacer al principio de la vida en común, sino que muchas veces tendremos que detenernos para re ordenar roles, dividir mejor las tareas, cambiar la forma en que se toman las decisiones importantes, entre otras situaciones. Es clave aprender a discutir, a negociar, a que no sea siempre uno el que cede, sino que ambos puedan encontrar su mejor forma de vivir juntos.
Mónica López Hernando
  • Psicóloga clínica de la Universidad de Chile
  • Terapeuta familiar y de pareja
  • Especialista en psicología positiva.
  • Directora Instituto del BienEstar.
www.sanarte.cl
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