Natalia, mamá de Alonso
Babytuto
27 de noviembre de 2015
En esta oportunidad, la historia de esta #Babylover es un poco diferente. Ella nos cuenta cómo se convirtió en mamá a través de un proceso de adopción.
Su nombre es Natalia y es mamá de Alonso de 9 meses:
Nuestra historia juntos comienza hace algunos años, cuando, con mi marido (ambos menores de 30 años) decidimos adoptar. El motivo era simplemente el deseo de adoptar, no queríamos hijos biológicos. Seguimos pensando que, para este caso, fue la mejor decisión. Lo más complicado del proceso fue nuestra edad. Debíamos demostrar que nuestra juventud, más que una barrera, era una ventaja. Por eso decidieron que nos entregarían a un bebé pequeño.
Por finales del año 2013, decidimos acercarnos a una fundación para comenzar nuestro proyecto de vida. Conocimos a mucha gente, pero lo que más nos sorprendió fue conocer los sistemas de adopción en Chile. Lamentablemente los niños esperan mucho tiempo (muchas veces más de la mitad de su infancia) por trámites legales.
El proceso
Durante el proceso hay muchas caídas y muchas esperanzas también. Es duro porque, por un lado te aseguran que serás padre, pero no saben cuándo puede aparecer un niño para ti. Eso genera muchas expectativas y también ansiedad.
No miento al contarles que hubo períodos de ataques de hambre, de consumismo y muchas cosas relacionadas a la ansiedad. Ya deseábamos alguna noticia, que alguien dijera: "Éste será su hijo", y la espera parecía interminable. Mientras tanto nos hacían participar de talleres junto con otros matrimonios y mujeres solteras (no conocimos hombres solteros en proceso) y conocimos muchas historias, en general, de mucho esfuerzo y que nos hacían cada vez convencernos más que este era el camino correcto.
Surgían muchas dudas también, sobre todo relacionadas a si era muy complicado tratar con un niño adoptado, el cómo contarle su historia, cómo tratar sus problemas de institucionalidad, etc. El apoyo siempre estuvo presente por parte del personal calificado para estos casos. Y, mientras seguía pasando el tiempo, sentíamos que nuestro niño se venía acercando.
La gran noticia
Pasó un buen tiempo (1 año y 10 meses) hasta recibir el tan esperado llamado: "Hay una posibilidad de un niño para ustedes". De más está decir que sólo escuché hasta "hay una posibilidad de un niño"... de ahí en adelante, no entendí absolutamente nada. Nos citaron para dos días más tarde, y fueron parte de los días más difíciles. Cuando llegó ese día, fuimos a que nos presentaran al bebé. Se acercó el personal de la fundación (psicólogo, asistente social y encargados de familia de origen y bebés) a contarnos la historia de Alonso. No podíamos escuchar todo sin emocionarnos. Sentíamos que con cada palabra, se acercaba más a nosotros. Nuestra reacción nunca fue de rechazo, sino de empatía por la historia del bebé.
Su historia antes de nosotros
A sus 7 meses llevaba una hospitalización (al nacer, por 2 semanas) y luego fue derivado al hogar donde vivió los 7 meses siguientes. Alonso tuvo una gran ayuda por parte de su progenitora: ella estuvo muy consciente que a pesar de sus problemas (bastante serios), no podía hacerle daño al niño. Es por esto que se cuidó, fue a todos sus controles y no hubo ningún registro de consumo de sustancias que pudieran dañar su desarrollo. Nació a los 9 meses, peso y talla normales y completamente sano. Estaremos eternamente agradecidos de ello.
Afortunadamente el hogar también fue un muy buen lugar para él. Quizás no le dieron los cuidados individuales que necesita cada niño, pero lograron llenar todas sus necesidades básicas y no tan básicas. Estuvo con bastantes controles médicos, le hicieron muchos estudios importantes como electroencéfalograma, cariograma, se dieron el trabajo de hacer un álbum de fotos con sus momentos importantes (primer colado, la hora del baño, etc). También estaremos siempre agradecidos de eso.
Luego que nos contaron toda su historia, nos mostraron sus fotos, y fue un momento especial. Es ahí donde "el futuro hijo" ya tenía cara, manos, pies, ojos, pelo... Como madre adoptiva no sé si será igual, pero para mi fue como una ecografía. No podía abrazarlo, no podía tocarlo, pero podía verlo, y ¡sonriendo! Mientras miraba las fotos recordaba su historia y cómo me gustaría haberlo tomado en brazos mucho antes para darle todo el cariño que merece.
Todo quedó ahí. Nos pidieron que pensáramos por un tiempo si queríamos o no al bebé. No tuvimos que pensar nada. No podíamos decir que no, después de todo, ya lo sentíamos como nuestro hijo. Cuando dijimos que sí, prometieron que nos llamarían en unos días para agendar el "enlace".
Los días que siguieron, fueron los peores que recuerdo. Pasaban lento... lento... mientras preparábamos todo para la llegada. Rápidamente hicimos un babyshower, donde asistieron la familia y algunos amigos. Recibimos muchos regalos, y Alonso estuvo presente por medio de fotografías. Fue un lindo momento donde familia y amigos pudieron conocer a grandes rasgos la historia del niño, y sentimos todo el apoyo como padres adoptivos.
El encuentro
Y el tiempo seguía pasando y no obteníamos respuesta. Finalmente, a las 3 semanas (un martes) nos llaman para coordinar la reunión. Esta reunión fue el viernes, y el día anterior ellos tendrían una visita al hogar para hablar con las encargadas del bebé. Ese viernes nos pidieron todo lo necesario para ir al enlace: algún juguete bonito, un bolso, silla para el auto y mucha tranquilidad. Realmente eso fue imposible.
No dormimos prácticamente en todo ese fin de semana. La fecha final era el lunes. Ese día lunes nos encaminamos a la fundación para ir juntos al hogar. Nos acompañaron la encargada de los niños y el psicólogo asignado a nuestro caso. En tanto llegamos allá, se nos apretó el estómago.
En el primer piso estaba la sección de los niños más grandes, y en el segundo piso la de los bebés, y era imposible no querer llevarlos a todos. Nos quedamos en una sala de reuniones junto a la kinesióloga de Alonso, la tía encargada de él, el psicólogo y encargada de los niños de la fundación. Ahí los nervios pasaban la cuenta. Costaba mucho entender todo lo que nos decían. Nos contaron un poco sobre la historia de Alonso en el hogar, sobre su personalidad, sus rutinas y su terapia con la kinesióloga, quien nos entregó una carpeta con fotos de él mismo realizando los ejercicios.
Luego de unos 30 minutos de conversación, llegó el momento más importante: "Y bien, ahora van a conocer a su hijo, espérennos acá por favor". Cuando los vimos salir de la sala, nos quedamos mirando sin poder decir una sola palabra. Cinco minutos tuvimos que esperar hasta que el niño llegó en brazos de las encargadas, y creo que ese es el momento más lindo que he vivido. Estaba muy nerviosa, no sabía qué hacer con él, y todo lo que había "estudiado" no sirvió de nada.
Entonces decidí improvisar. Le pedí rápidamente a mi marido que buscara en youtube algo de "Mazapán". Pusimos música, y nos sentamos en el suelo con él mientras cantábamos y jugábamos. El enlace fue todo un éxito. Miraba a ese niño y aún no podía reaccionar a la realidad: ¡Tenía en frente a mi hijo!
Ese día llegamos con Alonso a casa
Sólo puedo decir que la adopción es un hermoso camino para formar una familia. No he tenido hijos biológicos pero puedo asegurar que lo amo como tal. La unión que hemos tenido es muy fuerte. Ya en sus 2 primeros meses en casa (ahora tiene 9 meses) ha cambiado su forma de actuar con nosotros, comenzó a exigir lo que todo niño exige a esa edad (brazos, mimos, cariño), ya nos dice "papás", y es el niño más cariñoso que conozco. Siempre nos busca para darnos un beso, un abrazo, una sonrisa.
Es un chico muy inteligente, ha aprendido mucho y todos los retrasos que pudo tener por la institucionalización quedaron atrás. Hay que tener claro que el sistema de adopción en Chile es complicado. Los niños pasan mucho tiempo antes de poder encontrar una familia que los acoja, pues el tema es bastante burocrático.
Muchas veces veo a mi niño y si bien me conformo con que llegó temprano (a sus 7 meses de edad) no puedo dejar de pensar que pudo haber llegado mucho antes. Podría haber conocido el amor exclusivo, la unión familiar y los cuidados que sólo los padres pueden entregarle. Y es triste porque muchos niños se ven privados por temas burocráticos. Entonces piensas: ¿Las leyes realmente protegen al niño? ¿Le dan la real importancia al amor y unión familiar? Es por eso que muchos padres estamos pidiendo un cambio en el país.
Pero, ¿saben? se puede. Y cada miedo, cada lágrima y cada inseguridad que pudo existir, se desvanecen al mirar su rostro de felicidad, al escucharlo reír, al ver sus avances y al sentir que realmente somos sus padres. Y una de las cosas que más amamos de él, es su historia. Sí, porque cuando tienes un hijo adoptado, sabes que no inicia su historia contigo. Él ya trae una historia previa. En nuestro caso muy corta, para otros puede ser de años, pero está. Y será su historia para siempre.
Por eso se acepta, se ama y la tratamos con él de la manera más respetuosa, amorosa, y desde la compasión, porque él lo merece. Porque somos sus padres y confía.
Si tienes miedo, o dudas de una opción como esta para formar familia, ¡adelante! El proceso puede ser tan fácil como difícil, exactamente igual que un embarazo. Puede tener tantos altos y bajos como un embarazo. Y, te juro, amo tanto a mi hijo como si hubiera pasado por un embarazo. No cambiaría ningún parto por su sonrisa. Después de todo, el amor a un hijo adoptado es muy grande e incondicional: no tienes absolutamente ningún motivo "científico" para amarlo (ni genes ni apego por los 9 meses de embarazo), sin embargo lo amas igual o más que a uno nacido de tu propio vientre.
Se puede, claro que se puede formar una familia por medio de la adopción. Al final lo único que cuenta es el amor a un pequeño al cual puedes sacar de un lugar y cambiar su historia y su futuro.
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Natalia, mamá de Alonso
Babytuto
27 de noviembre de 2015
En esta oportunidad, la historia de esta #Babylover es un poco diferente. Ella nos cuenta cómo se convirtió en mamá a través de un proceso de adopción.
Su nombre es Natalia y es mamá de Alonso de 9 meses:
Nuestra historia juntos comienza hace algunos años, cuando, con mi marido (ambos menores de 30 años) decidimos adoptar. El motivo era simplemente el deseo de adoptar, no queríamos hijos biológicos. Seguimos pensando que, para este caso, fue la mejor decisión. Lo más complicado del proceso fue nuestra edad. Debíamos demostrar que nuestra juventud, más que una barrera, era una ventaja. Por eso decidieron que nos entregarían a un bebé pequeño.
Por finales del año 2013, decidimos acercarnos a una fundación para comenzar nuestro proyecto de vida. Conocimos a mucha gente, pero lo que más nos sorprendió fue conocer los sistemas de adopción en Chile. Lamentablemente los niños esperan mucho tiempo (muchas veces más de la mitad de su infancia) por trámites legales.
El proceso
Durante el proceso hay muchas caídas y muchas esperanzas también. Es duro porque, por un lado te aseguran que serás padre, pero no saben cuándo puede aparecer un niño para ti. Eso genera muchas expectativas y también ansiedad.
No miento al contarles que hubo períodos de ataques de hambre, de consumismo y muchas cosas relacionadas a la ansiedad. Ya deseábamos alguna noticia, que alguien dijera: "Éste será su hijo", y la espera parecía interminable. Mientras tanto nos hacían participar de talleres junto con otros matrimonios y mujeres solteras (no conocimos hombres solteros en proceso) y conocimos muchas historias, en general, de mucho esfuerzo y que nos hacían cada vez convencernos más que este era el camino correcto.
Surgían muchas dudas también, sobre todo relacionadas a si era muy complicado tratar con un niño adoptado, el cómo contarle su historia, cómo tratar sus problemas de institucionalidad, etc. El apoyo siempre estuvo presente por parte del personal calificado para estos casos. Y, mientras seguía pasando el tiempo, sentíamos que nuestro niño se venía acercando.
La gran noticia
Pasó un buen tiempo (1 año y 10 meses) hasta recibir el tan esperado llamado: "Hay una posibilidad de un niño para ustedes". De más está decir que sólo escuché hasta "hay una posibilidad de un niño"... de ahí en adelante, no entendí absolutamente nada. Nos citaron para dos días más tarde, y fueron parte de los días más difíciles. Cuando llegó ese día, fuimos a que nos presentaran al bebé. Se acercó el personal de la fundación (psicólogo, asistente social y encargados de familia de origen y bebés) a contarnos la historia de Alonso. No podíamos escuchar todo sin emocionarnos. Sentíamos que con cada palabra, se acercaba más a nosotros. Nuestra reacción nunca fue de rechazo, sino de empatía por la historia del bebé.
Su historia antes de nosotros
A sus 7 meses llevaba una hospitalización (al nacer, por 2 semanas) y luego fue derivado al hogar donde vivió los 7 meses siguientes. Alonso tuvo una gran ayuda por parte de su progenitora: ella estuvo muy consciente que a pesar de sus problemas (bastante serios), no podía hacerle daño al niño. Es por esto que se cuidó, fue a todos sus controles y no hubo ningún registro de consumo de sustancias que pudieran dañar su desarrollo. Nació a los 9 meses, peso y talla normales y completamente sano. Estaremos eternamente agradecidos de ello.
Afortunadamente el hogar también fue un muy buen lugar para él. Quizás no le dieron los cuidados individuales que necesita cada niño, pero lograron llenar todas sus necesidades básicas y no tan básicas. Estuvo con bastantes controles médicos, le hicieron muchos estudios importantes como electroencéfalograma, cariograma, se dieron el trabajo de hacer un álbum de fotos con sus momentos importantes (primer colado, la hora del baño, etc). También estaremos siempre agradecidos de eso.
Luego que nos contaron toda su historia, nos mostraron sus fotos, y fue un momento especial. Es ahí donde "el futuro hijo" ya tenía cara, manos, pies, ojos, pelo... Como madre adoptiva no sé si será igual, pero para mi fue como una ecografía. No podía abrazarlo, no podía tocarlo, pero podía verlo, y ¡sonriendo! Mientras miraba las fotos recordaba su historia y cómo me gustaría haberlo tomado en brazos mucho antes para darle todo el cariño que merece.
Todo quedó ahí. Nos pidieron que pensáramos por un tiempo si queríamos o no al bebé. No tuvimos que pensar nada. No podíamos decir que no, después de todo, ya lo sentíamos como nuestro hijo. Cuando dijimos que sí, prometieron que nos llamarían en unos días para agendar el "enlace".
Los días que siguieron, fueron los peores que recuerdo. Pasaban lento... lento... mientras preparábamos todo para la llegada. Rápidamente hicimos un babyshower, donde asistieron la familia y algunos amigos. Recibimos muchos regalos, y Alonso estuvo presente por medio de fotografías. Fue un lindo momento donde familia y amigos pudieron conocer a grandes rasgos la historia del niño, y sentimos todo el apoyo como padres adoptivos.
El encuentro
Y el tiempo seguía pasando y no obteníamos respuesta. Finalmente, a las 3 semanas (un martes) nos llaman para coordinar la reunión. Esta reunión fue el viernes, y el día anterior ellos tendrían una visita al hogar para hablar con las encargadas del bebé. Ese viernes nos pidieron todo lo necesario para ir al enlace: algún juguete bonito, un bolso, silla para el auto y mucha tranquilidad. Realmente eso fue imposible.
No dormimos prácticamente en todo ese fin de semana. La fecha final era el lunes. Ese día lunes nos encaminamos a la fundación para ir juntos al hogar. Nos acompañaron la encargada de los niños y el psicólogo asignado a nuestro caso. En tanto llegamos allá, se nos apretó el estómago.
En el primer piso estaba la sección de los niños más grandes, y en el segundo piso la de los bebés, y era imposible no querer llevarlos a todos. Nos quedamos en una sala de reuniones junto a la kinesióloga de Alonso, la tía encargada de él, el psicólogo y encargada de los niños de la fundación. Ahí los nervios pasaban la cuenta. Costaba mucho entender todo lo que nos decían. Nos contaron un poco sobre la historia de Alonso en el hogar, sobre su personalidad, sus rutinas y su terapia con la kinesióloga, quien nos entregó una carpeta con fotos de él mismo realizando los ejercicios.
Luego de unos 30 minutos de conversación, llegó el momento más importante: "Y bien, ahora van a conocer a su hijo, espérennos acá por favor". Cuando los vimos salir de la sala, nos quedamos mirando sin poder decir una sola palabra. Cinco minutos tuvimos que esperar hasta que el niño llegó en brazos de las encargadas, y creo que ese es el momento más lindo que he vivido. Estaba muy nerviosa, no sabía qué hacer con él, y todo lo que había "estudiado" no sirvió de nada.
Entonces decidí improvisar. Le pedí rápidamente a mi marido que buscara en youtube algo de "Mazapán". Pusimos música, y nos sentamos en el suelo con él mientras cantábamos y jugábamos. El enlace fue todo un éxito. Miraba a ese niño y aún no podía reaccionar a la realidad: ¡Tenía en frente a mi hijo!
Ese día llegamos con Alonso a casa
Sólo puedo decir que la adopción es un hermoso camino para formar una familia. No he tenido hijos biológicos pero puedo asegurar que lo amo como tal. La unión que hemos tenido es muy fuerte. Ya en sus 2 primeros meses en casa (ahora tiene 9 meses) ha cambiado su forma de actuar con nosotros, comenzó a exigir lo que todo niño exige a esa edad (brazos, mimos, cariño), ya nos dice "papás", y es el niño más cariñoso que conozco. Siempre nos busca para darnos un beso, un abrazo, una sonrisa.
Es un chico muy inteligente, ha aprendido mucho y todos los retrasos que pudo tener por la institucionalización quedaron atrás. Hay que tener claro que el sistema de adopción en Chile es complicado. Los niños pasan mucho tiempo antes de poder encontrar una familia que los acoja, pues el tema es bastante burocrático.
Muchas veces veo a mi niño y si bien me conformo con que llegó temprano (a sus 7 meses de edad) no puedo dejar de pensar que pudo haber llegado mucho antes. Podría haber conocido el amor exclusivo, la unión familiar y los cuidados que sólo los padres pueden entregarle. Y es triste porque muchos niños se ven privados por temas burocráticos. Entonces piensas: ¿Las leyes realmente protegen al niño? ¿Le dan la real importancia al amor y unión familiar? Es por eso que muchos padres estamos pidiendo un cambio en el país.
Pero, ¿saben? se puede. Y cada miedo, cada lágrima y cada inseguridad que pudo existir, se desvanecen al mirar su rostro de felicidad, al escucharlo reír, al ver sus avances y al sentir que realmente somos sus padres. Y una de las cosas que más amamos de él, es su historia. Sí, porque cuando tienes un hijo adoptado, sabes que no inicia su historia contigo. Él ya trae una historia previa. En nuestro caso muy corta, para otros puede ser de años, pero está. Y será su historia para siempre.
Por eso se acepta, se ama y la tratamos con él de la manera más respetuosa, amorosa, y desde la compasión, porque él lo merece. Porque somos sus padres y confía.
Si tienes miedo, o dudas de una opción como esta para formar familia, ¡adelante! El proceso puede ser tan fácil como difícil, exactamente igual que un embarazo. Puede tener tantos altos y bajos como un embarazo. Y, te juro, amo tanto a mi hijo como si hubiera pasado por un embarazo. No cambiaría ningún parto por su sonrisa. Después de todo, el amor a un hijo adoptado es muy grande e incondicional: no tienes absolutamente ningún motivo "científico" para amarlo (ni genes ni apego por los 9 meses de embarazo), sin embargo lo amas igual o más que a uno nacido de tu propio vientre.
Se puede, claro que se puede formar una familia por medio de la adopción. Al final lo único que cuenta es el amor a un pequeño al cual puedes sacar de un lugar y cambiar su historia y su futuro.
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