Los latidos del corazón del bebé al nacer
Babytuto
6 de febrero de 2014
Una de las muchas sorpresas que se llevan los padres primerizos luego de que nacen sus hijos es la rapidez con que el corazón de los bebés late.
Los latidos son mucho más fuertes que los de los adultos, ya que durante la gestación, el bebé presenta una circulación diferente. Además, su corazón es inmaduro y sus células y miocitos son de menor tamaño y no están organizados.
Los rápidos latidos del corazón de un bebé recién nacido son normales y no hay que asustarse por ello. Mientras la frecuencia de un adulto es de 60 a 80 latidos por minuto (lpm), la de los bebés suele ser entre 120 y 160 lpm.
Evolución del latido
Al mes de nacido, suelen presentar latidos de 100 a 150 lpm; a los dos años de entre 85 y 125 lpm; a los cuatro años de 75 a 115 lpm; a los 6 años de 65 a 100 lpm. Cerca de los seis años se comienza a estabilizar, cuando su frecuencia pasa a ser entre 60 y 100 lpm.
Es importante saber que los latidos sirven para hacer llegar sangre al resto de los tejidos del cuerpo, para que se nutran de oxígeno y son precisamente los niños quienes más necesitan este combustible por kilogramo de peso.
De esta forma, y para que todo funcione bien, ha de llegar más sangre a sus tejidos y la frecuencia del latido aumenta.
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Los latidos del corazón del bebé al nacer
Babytuto
6 de febrero de 2014
Una de las muchas sorpresas que se llevan los padres primerizos luego de que nacen sus hijos es la rapidez con que el corazón de los bebés late.
Los latidos son mucho más fuertes que los de los adultos, ya que durante la gestación, el bebé presenta una circulación diferente. Además, su corazón es inmaduro y sus células y miocitos son de menor tamaño y no están organizados.
Los rápidos latidos del corazón de un bebé recién nacido son normales y no hay que asustarse por ello. Mientras la frecuencia de un adulto es de 60 a 80 latidos por minuto (lpm), la de los bebés suele ser entre 120 y 160 lpm.
Evolución del latido
Al mes de nacido, suelen presentar latidos de 100 a 150 lpm; a los dos años de entre 85 y 125 lpm; a los cuatro años de 75 a 115 lpm; a los 6 años de 65 a 100 lpm. Cerca de los seis años se comienza a estabilizar, cuando su frecuencia pasa a ser entre 60 y 100 lpm.
Es importante saber que los latidos sirven para hacer llegar sangre al resto de los tejidos del cuerpo, para que se nutran de oxígeno y son precisamente los niños quienes más necesitan este combustible por kilogramo de peso.
De esta forma, y para que todo funcione bien, ha de llegar más sangre a sus tejidos y la frecuencia del latido aumenta.
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