Lo cóncavo y lo convexo del sexo
Babytuto
25 de septiembre de 2014
Mirando el mar en un lindo día de otoño, reflexiono sobre una idea que me apasiona y que tiene que ver con la relevancia del “ondular” en el mapa erótico de una pareja. Mirar el mar y sus olas, es de alguna forma, similar a la figura de dos cuerpos unidos que se mueven rítmicamente, uno recibiendo al otro y donde el juego más preciado está en el estallido sorpresivo ( al igual que el reventar de la olas) del placer de ambos amantes.
Más tarde me encuentro con una frase de Niemeyer, el famoso arquitecto brasileño “…me atrae la curva libre y sensual…”, precedida de la maravilla de sus construcciones ondulantes, llenas de muros curvos y, claro, sensuales. Y entonces me conecto con un recuerdo.
Hace unos años atrás tuve la suerte de conocer a un arquitecto chileno, hoy fallecido, quién me buscó con la idea de crear juntos espacios con "sentido erótico”. La invitación me atrajo y en pocas reuniones terminamos, hablando yo y dibujando él, curvas, ondas, espacios recipientes y otros penetrantes.
De él aprendí a diferenciar claramente la redondez del círculo, como señal de lo erótico. Nos dimos el trabajo de analizar imágenes eróticas, diagramas y otras figuras contenidas en escritos orientales sobre el arte amatorio. Las voluptuosidades, las nalgas prominentes, los muslos y sus curvas, un buen torso masculino redondeado, turgente, con lindos hombros donde la curva revela fuerza y poderío… unos bellos testículos ondulantes, el semicírculo dibujado imaginariamente cuando una mujer monta o se deja montar, incluso la tan clásica cucharita… todo nos remitía a ondas y curvas.
Lo ondulante me hace pensar inmediatamente en dos espacios: lo cóncavo y lo convexo, así como el clásico signo del yin y el yang, donde una mitad se abre para recibir a otra que se vuelve prominente. Dos espacios que se vuelven uno para descubrir algo mayor, la imagen de un seno contenido en la palma de una mano, o una pierna sobre una exuberante cadera, lo convexo de un glande dispuesto a penetrar el espacio cóncavo de una vagina tibia… el maravilloso espacio ondulante y lleno de curvas de una vulva. Fue así como mi amigo arquitecto y yo fuimos creando figuras y formas que terminaron por habitar un espacio diseñado para la danza amatoria.
Hagan por favor el ejercicio de buscar en sus dormitorios, o allí donde comúnmente tienen sexo, cuántas curvas y ondas existen como estímulos que inciten a la búsqueda erótica. ¿cuán mullida es tu cama? ¿Cuántos cojines tienes de formas y tamaños diversos que ayuden en el ejercicio de acomodar cuerpos y curvas? ¿Y qué hay de sillones, sillas, pisos pequeños donde posar redondeces? Si lo piensan la cama, esa diseñada para dormir, parece ser el escenario menos propicio para la actividad sexual.
En el año 2003 la pareja de diseñadores mexicanos Xannah Lammoglia y Andrés Amaya presentaron en la Feria de Diseño de Milán la silla Barbarella, fabricada en fibra de vidrio, aluminio, vinilo y poliuretano, capaz de adaptarse perfectamente a la posición de dos cuerpos entrelazados en el placer. Y para terminar otro dato de estos mismos diseñadores, su mesa El cartero llama dos veces hecha en madera, pero con la novedad de llevar en su superficie, tallado, a bajo relieve el cuerpo de una mujer capaz de contener cómodamente el dorso desnudo de la amante. Interesante, ¿no?
Por mientras, busquemos hacer del espacio donde nos encontramos para tener actividad sexual un espacio sagrado, cualitativamente diferente de otros espacios, capaz de invitar a la comunicación erótica. Un espacio de curvas y redondeces.
Sexo y mujer
Renata Ortega - Terapeuta sexual y de pareja
Centro Meridiano - Medicina china para la salud de la mujer
www.centromeridiano.cl
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Lo cóncavo y lo convexo del sexo
Babytuto
25 de septiembre de 2014
Mirando el mar en un lindo día de otoño, reflexiono sobre una idea que me apasiona y que tiene que ver con la relevancia del “ondular” en el mapa erótico de una pareja. Mirar el mar y sus olas, es de alguna forma, similar a la figura de dos cuerpos unidos que se mueven rítmicamente, uno recibiendo al otro y donde el juego más preciado está en el estallido sorpresivo ( al igual que el reventar de la olas) del placer de ambos amantes.
Más tarde me encuentro con una frase de Niemeyer, el famoso arquitecto brasileño “…me atrae la curva libre y sensual…”, precedida de la maravilla de sus construcciones ondulantes, llenas de muros curvos y, claro, sensuales. Y entonces me conecto con un recuerdo.
Hace unos años atrás tuve la suerte de conocer a un arquitecto chileno, hoy fallecido, quién me buscó con la idea de crear juntos espacios con "sentido erótico”. La invitación me atrajo y en pocas reuniones terminamos, hablando yo y dibujando él, curvas, ondas, espacios recipientes y otros penetrantes.
De él aprendí a diferenciar claramente la redondez del círculo, como señal de lo erótico. Nos dimos el trabajo de analizar imágenes eróticas, diagramas y otras figuras contenidas en escritos orientales sobre el arte amatorio. Las voluptuosidades, las nalgas prominentes, los muslos y sus curvas, un buen torso masculino redondeado, turgente, con lindos hombros donde la curva revela fuerza y poderío… unos bellos testículos ondulantes, el semicírculo dibujado imaginariamente cuando una mujer monta o se deja montar, incluso la tan clásica cucharita… todo nos remitía a ondas y curvas.
Lo ondulante me hace pensar inmediatamente en dos espacios: lo cóncavo y lo convexo, así como el clásico signo del yin y el yang, donde una mitad se abre para recibir a otra que se vuelve prominente. Dos espacios que se vuelven uno para descubrir algo mayor, la imagen de un seno contenido en la palma de una mano, o una pierna sobre una exuberante cadera, lo convexo de un glande dispuesto a penetrar el espacio cóncavo de una vagina tibia… el maravilloso espacio ondulante y lleno de curvas de una vulva. Fue así como mi amigo arquitecto y yo fuimos creando figuras y formas que terminaron por habitar un espacio diseñado para la danza amatoria.
Hagan por favor el ejercicio de buscar en sus dormitorios, o allí donde comúnmente tienen sexo, cuántas curvas y ondas existen como estímulos que inciten a la búsqueda erótica. ¿cuán mullida es tu cama? ¿Cuántos cojines tienes de formas y tamaños diversos que ayuden en el ejercicio de acomodar cuerpos y curvas? ¿Y qué hay de sillones, sillas, pisos pequeños donde posar redondeces? Si lo piensan la cama, esa diseñada para dormir, parece ser el escenario menos propicio para la actividad sexual.
En el año 2003 la pareja de diseñadores mexicanos Xannah Lammoglia y Andrés Amaya presentaron en la Feria de Diseño de Milán la silla Barbarella, fabricada en fibra de vidrio, aluminio, vinilo y poliuretano, capaz de adaptarse perfectamente a la posición de dos cuerpos entrelazados en el placer. Y para terminar otro dato de estos mismos diseñadores, su mesa El cartero llama dos veces hecha en madera, pero con la novedad de llevar en su superficie, tallado, a bajo relieve el cuerpo de una mujer capaz de contener cómodamente el dorso desnudo de la amante. Interesante, ¿no?
Por mientras, busquemos hacer del espacio donde nos encontramos para tener actividad sexual un espacio sagrado, cualitativamente diferente de otros espacios, capaz de invitar a la comunicación erótica. Un espacio de curvas y redondeces.
Sexo y mujer
Renata Ortega - Terapeuta sexual y de pareja
Centro Meridiano - Medicina china para la salud de la mujer
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