La sexualidad en las mujeres, ¿un asunto de silicona?

Babytuto

24 de septiembre de 2014

Hace calor… y mucho. El calor trae consigo la posibilidad de ver y exhibir, y por ello es el perfecto anfitrión para observar la feminidad en todo su esplendor. Se usa ropa liviana, con lindos escotes y se ven piernas y traseros que se movilizan debajo de telas nobles -y otras no tanto-, que permiten un buen andar y un buen mirar. El calor es un excelente aliado para el goce y la cadencia amatoria. Sin embargo, a algunas de mis congéneres les ha dado por pensar, apenas comienza a hacer calor, en la silicona. Arreglar por aquí y por allá para que todo parezca en su justo lugar, sin redondeces de más. Aparecen, entonces, corporalidades musculosas, curvas casi estáticas, rigideces que estropean el tan sano bambolear de ciertas zonas agradecidas por los años bien disfrutados. Quiero ser justa y decir que también algunos señores comienzan a buscar el cómo mostrar el músculo apropiado, duro, rígido (informe, a mi gusto). Hoy divisé en el banco, mientras esperaba en una de esas filas eternas para estos días difíciles, a uno de esos especímenes que deben invertir horas en el gimnasio y pasar el día ingiriendo todo tipo de sustancias proteínicas con el fin de volverse uno de esos “cuerpos con gusto a nada”. Me pregunto, ¿dónde ha quedado la sensualidad corporal, con tanto artificio? No quiero parecer envidiosa, pero me atrevo a decir que la silicona, que tanta mujer desea, no tiene ninguna relación con la sensualidad, entendida esta como goce, pasión, erotismo, espiritualidad y… honestidad. La sensualidad es la cualidad del ser sensual, y ser sensual tiene que ver con la habilidad para derivar y exaltar el placer de los sentidos. Desde esta perspectiva, la sensualidad no tiene que ver con tener todo en su lugar, sino más bien con “saber llevar bien lo que se tiene”. La sensualidad es erótica pura: es ser capaz de ensalzar los sentidos propios y los del otro. Llevar un vestido de manera sensual no se relaciona con el tipo de vestido o con la cantidad de silicona en los senos o con la cuantía de ejercicios practicados para tener un trasero duro, pero sin gracia. Llevar un vestido de forma sensual es incitar a imaginar lo que está debajo, hacer pensar cómo sabe o huele esa piel o cómo será el murmullo placentero de quien lo porta en ese instante, dónde se desvanece ese cuerpo en suaves y delicadas humedades. He escuchado a muchos hombres decir que la silicona sólo se mira, pero de tocarla…. o que tanto hueso, no invita al regocijo por falta de hendiduras esponjosas. Invito a las mujeres a reivindicar las redondeces, las cadencias, los movimientos de aquello que se contorsiona y cae, ensalzando la sinuosidad. ¿Para qué queremos todo tan bien puesto si a la hora de amar lo que necesitamos son esponjosidades, hendiduras, mucho que agarrar y toda blandura que sea capaz de un digno balanceo instigador? ¡Vamos mujeres!, gocemos de sentirnos blanditas y sinuosas, juguemos con lo que se mueve y hagamos una oda a todos los montes con nuestros bamboleos. Sexo y mujer Renata Ortega - Terapeuta sexual y de pareja Centro Meridiano - Medicina china para la salud de la mujer www.centromeridiano.cl  la sexualidad en las mujeres

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