La impaciente: ¿Tonta o retonta?
Babytuto
24 de septiembre de 2014
Cuando uno cumple 30 años y vuelve a las canchas lo que menos quiere es que la traten como una pelotuda, ¿cierto? Entonces no entiendo el empecinamiento de algunos sujetos por tratar de seducir como si uno tuviera 15 y no le hubiesen dicho las mismas frases desde los últimos 15 años. Es sorprendente.
Hombres, ¿qué les pasa?
Ya, expongamos la situación: una sale con un tipo y a la media hora ya te está diciendo que eres maravillosa, que quiere formar familia, que vámonos a mi departamento. What?! ¿En qué planeta funciona eso? O todo lo contrario: te dicen "lo estoy pasando bien solo", "no me quiero comprometer", "no tengo tiempo para nada ni nadie" y luego te invitan a salir ("a salir" bien entrecomillas, porque te invitan al departamento y tuviste suerte si saliste intacta y no se te insinuaron 48 veces y te trataron de emborrachar con todo lo que tienen disponible en el minibar).
Así que lo que yo me pregunto es ¿tengo cara de tonta o de retonta? Y ¿cuánto de lo que nos pasa en estas situaciones es culpa nuestra como mujeres y cuánto es pura inercia masculina que cree que esa actitud "funciona"? A veces me pregunto si estoy mandando la señal equivocada. ¿Es mi culpa por aceptar -por tonta- a salir con el sujeto en cuestión? ¿Es la forma de vestirse -mucho escote, poco escote-? ¿Es el hecho de estar recientemente terminada? ¿Tengo un imán interno para ese tipo de hombres (pelotudos)? ¿O tal vez yo soy un cliché también? Sí creo que el factor "mina-recién-terminada" les parece presa fácil, como que te llueven los hombres que te abrazan y pseudocompadecen con otras intenciones (incluidos mejores amigos). Y también está el otro extremo que suponen que porque tengo 30 años lo único que quiero hacer es casarme con el primero que se me cruce. ¡¿Qué está pensando esta gente?!
Así que mi resumen semanal es este: hay que aprender a ser más selectiva. Si vuelvo a salir con un tipo que me habla de toda la plata que tiene el papá, de que le encantaría no trabajar nunca o por el contrario la vende como el pololo perfecto y sin embargo no es capaz de explicar por qué lo patearon, me disparo. Tampoco pienso aguantar más las insinuaciones de mina-desesperada que me han hecho. Que quiera tener guagua no significa que quiera que sea con cualquiera y menos que quiera formar una familia con un sujeto que no conozco (y que con suerte se sabe bañar y cepillar los dientes). Argghhh qué rabia.
La impaciente
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La impaciente: ¿Tonta o retonta?
Babytuto
24 de septiembre de 2014
Cuando uno cumple 30 años y vuelve a las canchas lo que menos quiere es que la traten como una pelotuda, ¿cierto? Entonces no entiendo el empecinamiento de algunos sujetos por tratar de seducir como si uno tuviera 15 y no le hubiesen dicho las mismas frases desde los últimos 15 años. Es sorprendente.
Hombres, ¿qué les pasa?
Ya, expongamos la situación: una sale con un tipo y a la media hora ya te está diciendo que eres maravillosa, que quiere formar familia, que vámonos a mi departamento. What?! ¿En qué planeta funciona eso? O todo lo contrario: te dicen "lo estoy pasando bien solo", "no me quiero comprometer", "no tengo tiempo para nada ni nadie" y luego te invitan a salir ("a salir" bien entrecomillas, porque te invitan al departamento y tuviste suerte si saliste intacta y no se te insinuaron 48 veces y te trataron de emborrachar con todo lo que tienen disponible en el minibar).
Así que lo que yo me pregunto es ¿tengo cara de tonta o de retonta? Y ¿cuánto de lo que nos pasa en estas situaciones es culpa nuestra como mujeres y cuánto es pura inercia masculina que cree que esa actitud "funciona"? A veces me pregunto si estoy mandando la señal equivocada. ¿Es mi culpa por aceptar -por tonta- a salir con el sujeto en cuestión? ¿Es la forma de vestirse -mucho escote, poco escote-? ¿Es el hecho de estar recientemente terminada? ¿Tengo un imán interno para ese tipo de hombres (pelotudos)? ¿O tal vez yo soy un cliché también? Sí creo que el factor "mina-recién-terminada" les parece presa fácil, como que te llueven los hombres que te abrazan y pseudocompadecen con otras intenciones (incluidos mejores amigos). Y también está el otro extremo que suponen que porque tengo 30 años lo único que quiero hacer es casarme con el primero que se me cruce. ¡¿Qué está pensando esta gente?!
Así que mi resumen semanal es este: hay que aprender a ser más selectiva. Si vuelvo a salir con un tipo que me habla de toda la plata que tiene el papá, de que le encantaría no trabajar nunca o por el contrario la vende como el pololo perfecto y sin embargo no es capaz de explicar por qué lo patearon, me disparo. Tampoco pienso aguantar más las insinuaciones de mina-desesperada que me han hecho. Que quiera tener guagua no significa que quiera que sea con cualquiera y menos que quiera formar una familia con un sujeto que no conozco (y que con suerte se sabe bañar y cepillar los dientes). Argghhh qué rabia.
La impaciente
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