La impaciente: La peor mamá del mundo
Babytuto
10 de septiembre de 2014
La idea de la familia perfecta se basa en nociones bien simplistas: el bebé es perfecto, sanito, inteligente y la pareja es perfecta también. La relación, entre ellos, es estable y armónica: van en la misma dirección, cada uno de ellos está resuelto. Es un mito, sí sé, pero también es un concepto que todos tenemos metido en la cabeza.
Esto es lo que me pasa: no le veo mayores problemas al Pelao -tiene sus cosas, pero quién no- ni menos al poroto inexistente, pero sí me asusto de mí misma. No siento que yo tenga las cosas muy claras. Soy mañosa y a veces me abrumo con facilidad. No soy la persona más coherente del mundo. A veces no sé qué estoy haciendo con mi vida. ¿Se supone que la maternidad debiese comenzar así? ¿Seguir así? ¿Ser así?
Siempre me imaginé que tendría las cosas resueltas cuando tuviese 25. Que a los 27 estaría casada, que antes de los 30 tendría hijos. Que podría trabajar "relajadamente". Que tendría una vida bien armada. Estoy a punto de cumplir los 30 y tengo algo que parece una vida armada, tengo un par de proyectos, pero me sigo sintiendo tan adolescente como a los 18. En el fondo, creo que suponía que ser adulto significaba tener las cosas claras, poder manejar la propia vida, conocerse a uno mismo profundamente. Año a año, en cambio, me asombro al verificar cómo todos estamos jugando a ser adultos. Veo familias que se separan porque los papás y las mamás le ponen los cuernos a sus esposos. Veo gente que tiene hijos porque es el "paso siguiente". Veo bebés y niños que andan buscando afecto en las nanas. Veo mujeres de mi edad y más viejas que sueñan con volver a tener 23 y comportarse como si no hubiese mañana.
No quiero ser la peor mamá del mundo. Suena exagerado, pero para mí la peor mamá del mundo es la mamá poco conciente de que lo está haciendo mal. La mamá que le achaca sus problemas a los otros, o peor, al contexto. La mamá que no se da cuenta que hace daño con las cosas que dice. La mamá que es egoísta por naturaleza y al final se muere sola: porque le amargó la vida a los hijos no porque no tuviese buenas intenciones, sino porque no fue capaz de darse cuenta de que era necesario tomar otras decisiones. Porque no supo tomar distancia.
Me pregunto cuánta gente anda así. Y si otras mujeres se sienten como yo: titubeantes, algo temerosas. Dicen que si uno no lo intenta, entonces nunca sabrá realmente qué tan bueno podría haber sido. Me tranquilizaría saber que hay más como yo, o mejor: que se sentían como yo y que lograron resolverlo.
La Impaciente
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La impaciente: La peor mamá del mundo
Babytuto
10 de septiembre de 2014
La idea de la familia perfecta se basa en nociones bien simplistas: el bebé es perfecto, sanito, inteligente y la pareja es perfecta también. La relación, entre ellos, es estable y armónica: van en la misma dirección, cada uno de ellos está resuelto. Es un mito, sí sé, pero también es un concepto que todos tenemos metido en la cabeza.
Esto es lo que me pasa: no le veo mayores problemas al Pelao -tiene sus cosas, pero quién no- ni menos al poroto inexistente, pero sí me asusto de mí misma. No siento que yo tenga las cosas muy claras. Soy mañosa y a veces me abrumo con facilidad. No soy la persona más coherente del mundo. A veces no sé qué estoy haciendo con mi vida. ¿Se supone que la maternidad debiese comenzar así? ¿Seguir así? ¿Ser así?
Siempre me imaginé que tendría las cosas resueltas cuando tuviese 25. Que a los 27 estaría casada, que antes de los 30 tendría hijos. Que podría trabajar "relajadamente". Que tendría una vida bien armada. Estoy a punto de cumplir los 30 y tengo algo que parece una vida armada, tengo un par de proyectos, pero me sigo sintiendo tan adolescente como a los 18. En el fondo, creo que suponía que ser adulto significaba tener las cosas claras, poder manejar la propia vida, conocerse a uno mismo profundamente. Año a año, en cambio, me asombro al verificar cómo todos estamos jugando a ser adultos. Veo familias que se separan porque los papás y las mamás le ponen los cuernos a sus esposos. Veo gente que tiene hijos porque es el "paso siguiente". Veo bebés y niños que andan buscando afecto en las nanas. Veo mujeres de mi edad y más viejas que sueñan con volver a tener 23 y comportarse como si no hubiese mañana.
No quiero ser la peor mamá del mundo. Suena exagerado, pero para mí la peor mamá del mundo es la mamá poco conciente de que lo está haciendo mal. La mamá que le achaca sus problemas a los otros, o peor, al contexto. La mamá que no se da cuenta que hace daño con las cosas que dice. La mamá que es egoísta por naturaleza y al final se muere sola: porque le amargó la vida a los hijos no porque no tuviese buenas intenciones, sino porque no fue capaz de darse cuenta de que era necesario tomar otras decisiones. Porque no supo tomar distancia.
Me pregunto cuánta gente anda así. Y si otras mujeres se sienten como yo: titubeantes, algo temerosas. Dicen que si uno no lo intenta, entonces nunca sabrá realmente qué tan bueno podría haber sido. Me tranquilizaría saber que hay más como yo, o mejor: que se sentían como yo y que lograron resolverlo.
La Impaciente
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