La impaciente: Colapso temporal

Babytuto

10 de septiembre de 2014

No tengo vida. Sí, sí sé que suena a exageración, pero de verdad, durante las últimas semanas, no tengo vida. No he parado en el trabajo, casi todos los días me quedo hasta más tarde, durante los fines de semana trabajo, y todo lo que pienso en mis tiempos libres es cómo salir de las cosas que tengo pendientes. Estas últimas semanas hemos estado algo distanciados con el Pelao. Desde diciembre entramos en un loop super loco de compromisos sociales y laborales. No nos vemos tanto y a veces cuando yo llego él ya está durmiendo y vice versa. Nos vemos en la mañana  gracias a que sigue insitiendo en lo del jugo de naranja y entonces pasamos 5 minutos de pie, en la cocina, mientras yo tomo el jugo y el se toma una taza de café. A lo largo del día nos whatsappeamos un poco para saber cómo andamos. Yo sigo yendo al gimnasio, él sale a trotar. Tratamos de juntarnos por separado con nuestros amigos, durante la semana, para no perder el contacto. Cuando llegamos en la tarde estamos tan cansados que nos quedamos dormidos altiro. A veces ni siquiera alcanzamos a comer. Y así todos los días. El fin de semana yo trato de dormir un poco más y el Pelao saca al Vaca al Bicentenario. Nos juntamos con amigos el sábado en la noche y yo a las 02:00 ya estoy fantaseando de maneras poco sanas con mi cama. El domingo tengo que seguir trabajando y el Pelao también. Ad eternum. No es muy alentador, ¿cierto? Ahora somos apenas 3 -contando al Vaca- y no tenemos tiempo. No quiero ni pensar cómo es con hijos. Me cuesta imaginarme pudiendo hacerme cargo de todo. Me saco el sombrero por las mujeres que lo logran. Me aterra proyectarme estando constantemente cansada dentro de los próximos 20 años. ¿Cómo lo hace la gente? ¿Cómo se mantienen el romance, las ganas, los gestos considerados? ¿Cómo se puede seguir intentando sorprender al otro? ¿Cómo no caer en la rutina? Nos pusimos de acuerdo: los jueves son nuestros viernes chicos y nos rejuramos priorizar al otro. Acordamos armarnos un panorama para los dos y tratar de volver a reencantarnos, poniéndonos atención de verdad, no meramente funcional. Empezamos la semana pasada y aunque costó dejar de hablar del trabajo y hablar un poco más de nosotros, deteniéndonos a agradecer el hecho de que el otro esté ahí, fue muy rico. Si logramos este pequeño equilibrio, estaremos en mejor pie para imaginarnos siendo 4. Eso espero. La impaciente colapso temporal

Compartir