La impaciente: Cambio de planes
Babytuto
24 de septiembre de 2014
Nunca fui del tipo de mujeres que fantaseaban con quedar embarazadas. Como que no me nacía: consideraba que las guaguas eran tiernas -hay que ser muy de fierro para no reconocerlo-, pero claro, de lejos, ojalá en brazos de mis amigas, o mejor todavía, de mis conocidas. ¿Quién puede resistirse a una guagua? (Yo sé quién, a todo esto: mi ex, el J. Ese tipo sí que era un desalmado).
Bueno, el asunto es este: una cosa es encontrarlas tiernas, otra cosa es desarrollar el compromiso a largo plazo con ese ser, prometiéndose a una misma que lo querrá a pesar de que ya no sea una guagua y empiece a oler mal (o simplemente a no-guagua) y a decir garabatos, y a querer salir hasta horas absurdas de la noche, o a querer usar tu auto sin reponerle la bencina. Yo creo que ese grado de compromiso -de decir "¡Sí, esto me va a seguir gustando siempre!"- con suerte lo había logrado con la experiencia de ir a comprar zapatos.
Hasta hace un año me parecía que mi vida estaba completa: convivo hace 4 años con el Pelao, tenemos un perro que se llama Vaca (no me culpen, yo no le puse el nombre), vivimos en un departamento bonito. Estoy suscrita al gimnasio y como buena suscrita, voy tarde, mal y nunca. Tengo un trabajo estable y uno que otro pituto. Almuerzo los domingos con mi familia, que es más simpática que la de él. Salgo con mis amigas durante la semana. Me gusta comer asados. ¿Quién se podría quejar?
Yo. O sea, desde hace unos 4 meses se me ocurrió que quiero algo más. Que ya estoy grande. Que ya estoy lista. Y que ese algo más podría ser una cosa chica con manos y pies y con una guata mordisqueable. Podría ser como un.. ¿hijo? Así que acá me tienen: poslavado de cerebro del Pelao -porque ya no soy tan joven como antes (aunque sigo siendo atractiva, ah), porque el tiempo pasa y Darwin levantaría una ceja al ver a nuestra minifamilia, porque en verdad quizás nunca antes lo habíamos pensado porque nos daba un poco de miedo, etc.-, en pleno plan de quedar embarazada. No sé cómo se hace. A ver: sí, sé muy bien cómo se hace, pero no la parte mística del asunto. Y este blog será el registro de este viaje. Ojalá me puedan acompañar (¿y ayudar?) en el camino.
Bienvenidos.
La Impaciente
Compartir
La impaciente: Cambio de planes
Babytuto
24 de septiembre de 2014
Nunca fui del tipo de mujeres que fantaseaban con quedar embarazadas. Como que no me nacía: consideraba que las guaguas eran tiernas -hay que ser muy de fierro para no reconocerlo-, pero claro, de lejos, ojalá en brazos de mis amigas, o mejor todavía, de mis conocidas. ¿Quién puede resistirse a una guagua? (Yo sé quién, a todo esto: mi ex, el J. Ese tipo sí que era un desalmado).
Bueno, el asunto es este: una cosa es encontrarlas tiernas, otra cosa es desarrollar el compromiso a largo plazo con ese ser, prometiéndose a una misma que lo querrá a pesar de que ya no sea una guagua y empiece a oler mal (o simplemente a no-guagua) y a decir garabatos, y a querer salir hasta horas absurdas de la noche, o a querer usar tu auto sin reponerle la bencina. Yo creo que ese grado de compromiso -de decir "¡Sí, esto me va a seguir gustando siempre!"- con suerte lo había logrado con la experiencia de ir a comprar zapatos.
Hasta hace un año me parecía que mi vida estaba completa: convivo hace 4 años con el Pelao, tenemos un perro que se llama Vaca (no me culpen, yo no le puse el nombre), vivimos en un departamento bonito. Estoy suscrita al gimnasio y como buena suscrita, voy tarde, mal y nunca. Tengo un trabajo estable y uno que otro pituto. Almuerzo los domingos con mi familia, que es más simpática que la de él. Salgo con mis amigas durante la semana. Me gusta comer asados. ¿Quién se podría quejar?
Yo. O sea, desde hace unos 4 meses se me ocurrió que quiero algo más. Que ya estoy grande. Que ya estoy lista. Y que ese algo más podría ser una cosa chica con manos y pies y con una guata mordisqueable. Podría ser como un.. ¿hijo? Así que acá me tienen: poslavado de cerebro del Pelao -porque ya no soy tan joven como antes (aunque sigo siendo atractiva, ah), porque el tiempo pasa y Darwin levantaría una ceja al ver a nuestra minifamilia, porque en verdad quizás nunca antes lo habíamos pensado porque nos daba un poco de miedo, etc.-, en pleno plan de quedar embarazada. No sé cómo se hace. A ver: sí, sé muy bien cómo se hace, pero no la parte mística del asunto. Y este blog será el registro de este viaje. Ojalá me puedan acompañar (¿y ayudar?) en el camino.
Bienvenidos.
La Impaciente
Compartir