Estar exitada para un encuentro sexual
Babytuto
24 de septiembre de 2014
“Todo empieza bien, pero de repente me desconecto”. Seguramente hemos dicho esta frase o comentado con amigas la situación que generó esa pérdida de excitación y que, a la vez, nos hizo sentir incómodas o ansiosas.
La excitación es el resultado del aumento de la provocación sexual, desde un estado de relajada disposición para el encuentro erótico hacia un espacio de juego estimulatorio recíproco y sin exigencias. Dicho en simple, el poder excitarnos y mantenernos excitadas implica estar relajadas, permitirnos la estimulación sexual sin presiones y tener una asertiva comunicación con nuestro amante respecto de aquello que nos provoca.
Las señales de excitación femenina son diversas y particulares, aunque podemos, objetivamente, registrar la humedad o lubricación genital, la apertura de la vulva o la sensación de distensión o ensanchamiento de la pelvis. También son manifestaciones de excitación la sensación de calor corporal, la necesidad de separar las piernas, el movimiento ondulante de la pelvis, o alguna sensación punzante en el bajo vientre.
Es posible que algunas veces cueste más excitarse que otras. También puede pasar que se pierda la excitación en medio del juego, y ello no debiese angustiarnos. La curva de excitación en un encuentro sexual es variable, es decir, en algunos momentos la excitación es muy alta y en otros, muy baja. Lo más importante es no dejar de jugar y seguir disfrutando de las caricias y los roces tan solo por lo agradable que resultan.
Cuando se comienza a tener intimidad con una nueva pareja, cuando se está muy preocupada por otras cosas o cuando se está cansada, o incluso cuando las caricias no resultan apropiadas en intensidad o en forma, se pueden sufrir descensos de la excitación. También es cierto que en algunas etapas de la vida se puede ver entorpecida la capacidad excitadora, por ejemplo, en el periodo de posparto y con la llegada de la menopausia.
Algunas condiciones de salud también pueden afectar la excitación, como la diabetes mellitus, o el haber sido sometidas a una radioterapia o a una extracción ovárica completa, así como el padecer trastornos neurológicos, endocrinos o del metabolismo. Algunos fármacos, como los antihipertensivos, la ingesta crónica de antihistamínicos o la utilización de algunos antidepresivos pueden entorpecer la capacidad de lubricación y excitación.
Sin embargo, sentirse menos excitada de lo que se quisiera no tiene por qué implicar paralizarse frente a la situación, enojarse, interrumpir el acto sexual o bien apurarlo para que termine luego. Al tomar cualquiera de esos caminos se cierra la posibilidad cierta de volver a provocar nuestro cuerpo. El consejo, entonces, sería “deja que tu cuerpo guié a tu cabeza y no al revés”.
Si se permite que el cuerpo disfrute sin exigencias, este reportará al poco tiempo gratas sensaciones y excitación sexual. Se trata de ajustar la práctica sexual a las necesidades y ritmo de cada una, permitiéndose disfrutar sin requisitos, otorgando un mayor tiempo a las caricias antes de la penetración de manera de no incorporar más ansiedad al encuentro sexual.
Sexo y mujer
Renata Ortega - Terapeuta sexual y de pareja
Centro Meridiano - Medicina china para la salud de la mujer
www.centromeridiano.cl
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Estar exitada para un encuentro sexual
Babytuto
24 de septiembre de 2014
“Todo empieza bien, pero de repente me desconecto”. Seguramente hemos dicho esta frase o comentado con amigas la situación que generó esa pérdida de excitación y que, a la vez, nos hizo sentir incómodas o ansiosas.
La excitación es el resultado del aumento de la provocación sexual, desde un estado de relajada disposición para el encuentro erótico hacia un espacio de juego estimulatorio recíproco y sin exigencias. Dicho en simple, el poder excitarnos y mantenernos excitadas implica estar relajadas, permitirnos la estimulación sexual sin presiones y tener una asertiva comunicación con nuestro amante respecto de aquello que nos provoca.
Las señales de excitación femenina son diversas y particulares, aunque podemos, objetivamente, registrar la humedad o lubricación genital, la apertura de la vulva o la sensación de distensión o ensanchamiento de la pelvis. También son manifestaciones de excitación la sensación de calor corporal, la necesidad de separar las piernas, el movimiento ondulante de la pelvis, o alguna sensación punzante en el bajo vientre.
Es posible que algunas veces cueste más excitarse que otras. También puede pasar que se pierda la excitación en medio del juego, y ello no debiese angustiarnos. La curva de excitación en un encuentro sexual es variable, es decir, en algunos momentos la excitación es muy alta y en otros, muy baja. Lo más importante es no dejar de jugar y seguir disfrutando de las caricias y los roces tan solo por lo agradable que resultan.
Cuando se comienza a tener intimidad con una nueva pareja, cuando se está muy preocupada por otras cosas o cuando se está cansada, o incluso cuando las caricias no resultan apropiadas en intensidad o en forma, se pueden sufrir descensos de la excitación. También es cierto que en algunas etapas de la vida se puede ver entorpecida la capacidad excitadora, por ejemplo, en el periodo de posparto y con la llegada de la menopausia.
Algunas condiciones de salud también pueden afectar la excitación, como la diabetes mellitus, o el haber sido sometidas a una radioterapia o a una extracción ovárica completa, así como el padecer trastornos neurológicos, endocrinos o del metabolismo. Algunos fármacos, como los antihipertensivos, la ingesta crónica de antihistamínicos o la utilización de algunos antidepresivos pueden entorpecer la capacidad de lubricación y excitación.
Sin embargo, sentirse menos excitada de lo que se quisiera no tiene por qué implicar paralizarse frente a la situación, enojarse, interrumpir el acto sexual o bien apurarlo para que termine luego. Al tomar cualquiera de esos caminos se cierra la posibilidad cierta de volver a provocar nuestro cuerpo. El consejo, entonces, sería “deja que tu cuerpo guié a tu cabeza y no al revés”.
Si se permite que el cuerpo disfrute sin exigencias, este reportará al poco tiempo gratas sensaciones y excitación sexual. Se trata de ajustar la práctica sexual a las necesidades y ritmo de cada una, permitiéndose disfrutar sin requisitos, otorgando un mayor tiempo a las caricias antes de la penetración de manera de no incorporar más ansiedad al encuentro sexual.
Sexo y mujer
Renata Ortega - Terapeuta sexual y de pareja
Centro Meridiano - Medicina china para la salud de la mujer
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