El embarazo es una etapa enmarcada en una serie de cambios tanto físicos como psicológicos, que generalmente traen como consecuencia la aparición de trastornos en el estado de ánimo y, en especial, la depresión postparto.
Es importante destacar que no es un padecimiento exclusivo de madres primerizas, ya que el nacimiento cambia la vida y es una transformación que no sencilla ni equiparable entre las mujeres, por tal motivo el apoyo de pareja y familiar es fundamental durante esta etapa, ya que la paternidad hace avanzar el nivel de relación y modificar dinámicas antes adquiridas.
¿Cómo identificar la depresión postparto?
En su estado leve o grave, la depresión postparto es un padecimiento que se puede identificar al notar que la madre experimenta un estado de ánimo triste persistente, cambios en el apetito, pérdida de concentración, sentimientos de estar retraída o desconectada, agitación, falta de interés o placer con la mayoría de actividades, cansancio e irritabilidad hacia el bebé y el resto de la familia.
Varios estudios afirman que el origen puede darse gracias a los cambios hormonales que acompañan al embarazo y al parto, donde las concentraciones de estrógeno y progesterona, que aumentaron durante el embarazo, disminuyendo bruscamente después del parto, pudiendo afectar al estado de ánimo.
El rol de la pareja
En estos momentos la reacción natural de los que rodean a la madre en especial la pareja, es preguntarse ¿qué hacer?, ¿qué decir? Y lo más importante ¿cómo ayudar?, por lo que el recurso más natural es buscar «levantar el ánimo», haciendo comentarios como “No estés mal”, “No hay ningún problema porque el bebé está sano” o invitándola a enfocarse en todos los momentos que forman parte de esta hermosa etapa, ya que el angustiarse le transmitirá todo ese malestar al bebé.
Aunque el objetivo de este tipo de consejo es ayudar a la pareja motivándola a no estar triste, a no llorar o valorar lo positivo de la vida, en momentos donde la madre está pasando por un proceso de gran sensibilidad e inestabilidad emocional, pueden ocasionar en ella un efecto contrario e intensificar su malestar.
¿Qué se puede hacer?
En ese momento es de vital importancia tomar conciencia y entender que todos los sentimientos y las formas de vivir la maternidad son igualmente válidos y únicos, que la presencia de emociones tan variables es parte natural del proceso de puerperio o postparto, y que al tratarse de algo completamente esperable y de carácter temporal, con el tiempo la mamá se irá sintiendo más estable y segura, de tal forma que este conocimiento es el primer paso para brindar el apoyo y ayuda que la mamá necesita.
La pareja y todos los que formen parte del círculo cercano a la mamá son su apoyo incondicional, siendo los principales promotores de mensajes que le hagan entender que no está ni bien ni mal sentirse de esa forma, que lo que siente nunca es ni será incorrecto, recordándole que lo que siente es parte de un proceso muy común y esperable, que con el tiempo pasará, sintiéndose más confiada en su rol de madre.
Por otro lado si no sabes qué decir, sé honesto, no tengas miedo en preguntarle ¿Qué necesita? O también ¿Cómo puedes ayudarle?, y si no tienes un consejo que darle, otórgale algo que si puedes dar con mayor facilidad, un abrazo, escúchala hasta que haya podido expresar sus sentimientos.
¿Cuándo acudir con un terapeuta?
Si con el pasar de los meses la mamá no muestra mejoría y por el contrario el malestar se intensifica, y se muestran signos de descuido o cuidado excesivo hacia el bebé, es preciso que ambos acudan con un profesional, para que a través de otras herramientas les ayude a salir adelante durante esta etapa.