El cambio de tina que deban realizar los papás para bañar a su hijo dependerá del tamaño de esta, y de cuán rápido crezca el menor. A veces esto sucede antes de lo pensado, y prontamente se debe hacer el traspaso a la tina grande que utiliza el resto de la familia. Cuando esto suceda, es importante tomar algunas precauciones para que no hayan accidentes.
En algunas ocasiones el bebé puede experimentar miedo al baño, al verse enfrentado a una tina demasiado grande, lo que puede generarle un poco de inseguridad. Poco a poco, cuando se vaya acostumbrando, se irá sintiendo más confiando y cómodo, y no tendrá problemas para que lo limpien. Si esto no sucede, los papás pueden intentar meter su tina más chica dentro de la grande, para que se vaya acostumbrando.
Este cambio se puede realizar entre los 7 u 8 meses de edad, dependiendo del niño. Lo mejor es siempre llenar la tina antes de meter al bebé, y que la temperatura del agua esté a unos 36-37° Celcius. Venden termómetros especiales para determinar si está a los grados apropiados.
Existen una serie de productos que sirven para tener al bebé más cómodo dentro de la tina. Por ejemplo, si ya puede sostener su espalda, existen asientos que se ajustan al suelo de la bañera, lo que hace más fácil lavarlo. Esto ayuda a que los papás tengan las manos libres, y no tengan que sujetar al niño con una o la otra.
Siempre es importante tener a los niños bajo control mientras se les esté dando un baño. No solo hay peligro de ahogamiento, sino que también se puede resbalar y golpear, lo que puede ser igual de peligroso.
Otros papás prefieren bañar a sus hijos directamente bajo la ducha. Si bien esto no suscita ningún peligro, lo mejor es hacerlo cuando ya se le haya caído el cordón umbilical. EL bebé se debe introducir poco a poco bajo el agua, asegurándose que esté a la temperatura adecuada.
Es bueno hacer del del baño un momento entretenido, para que los bebés no lo relacionen con algo desagradable y que no desean enfrentar. Existen una gran variedad de juguetes para el agua que son muy atractivos, mantendrán su atención ocupada, y les hará la tarea de limpieza más fácil a los papás.
También puede ser un momento de conocimiento, y los papás mientras lo jabonan pueden ir nombrándole las diferentes partes del cuerpo, para que se vaya familiarizando. Animarle a chapotear puede ser un buen ejercicio, sobre todo para sus músculos.
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