No importa qué tipo de familia sea ni quiénes la conformen, cada una es diferente y tiene su manera de vivir el día a día. Lo importante, sobre todo para las guaguas y los niños, es instaurar una rutina, pero ¿cómo saber cuál es la indicada?
Sí, cada familia es diferente, ¡pero también cada integrante de ella! Es por eso que el conocimiento mutuo entre cada uno es fundamental a la hora de buscar equilibrio en el día a día.
En el caso de las familias con guagua vemos que este equilibrio se dará en base a las necesidades del hijo/a y el cómo son suplidas. Por ejemplo: si todos se sienten cómodos practicando el colecho, está perfecto, ahí hay un equilibrio excelente para esa familia.
Si lo hacemos así en todos los aspectos veremos que la familia se sentirá cómoda y podrán ir realizando tareas y cumpliendo roles de su agrado. Para esto es muy importante la organización. No se trata de ser “cuadrado”, sino simplemente de distribuir las tareas en base a las habilidades y disponibilidad de cada uno, así como también establecer una rutina que permita que exista un ambiente más distendido y relajado.
El equilibrio no es comparable ni calificable, es decir, nada puede estar bien o estar mal a ojos de nadie: cada familia sabrá cómo encontrarlo. Sin embargo, para esto es fundamental escucharse, tomar acuerdos, entenderse y ser lo suficientemente abiertos a ir modificando las dinámicas, pues las guaguas crecen y van cambiando sus necesidades. Podríamos denominarlo un equilibrio moldeable.
Cuando logramos ese equilibrio, le brindamos a nuestros hijas/os espacios propicios para desarrollarse y aprender, pues necesitan de un ambiente seguro y contenido, donde puedan desenvolverse y descubrir el mundo de la manera que a ellos más les acomoda: explorando.
Lo importante de todo esto es buscar la armonía y felicidad familiar. Ánimo a todos esos padres y madres que están en búsqueda de su equilibrio, un desafío sin receta.
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