- Prepararse, no solo emocionalmente sino con todo lo que significa. Por ejemplo, se debe contar con ropa para cambiarlo cuando sea necesario, para que no se sienta incómodo ni inseguro.
- Cuando se le tenga que cambiar el pañal, se le puede incentivar a que ayude, por ejemplo buscando algo que la mamá vaya a necesitar. Esto ayudará que el momento de la muda sea más placentero que una molestia.
- Tratar de comenzar el proceso en un ambiente cómodo. Si se parte en vacaciones o en un momento de crisis familiar se dificultará el proceso. Igualmente si se parte cuando el clima está frío, porque al niño no le darán muchas ganas.
- Familiarizar al niño con el baño. Se le puede poner un baño portátil para ellos para que no se intimiden con la taza.
- No preguntarle a cada momento si quiere ir al baño, para no estresarlo. Idealmente se le debe preguntar cada una hora, en un comienzo, y luego ir ampliando esos intervalos. Los papás deben estar atentos a si se pone inquieto, o si se lleva la manos a la zona genital.
- Reforzar acciones positivas, como intentar limpiarse solo, o avisar cuando tenga ganas.
- No retarlo cuando se haga pipí o caca. Estos accidentes son parte del proceso, por lo que se debe tratar el asunto con calma, e ir guiándolo para que no vuelva a ocurrir.