No hay nada que les guste más a los niños que jugar con agua, e independiente de su edad les fascina patalear y mojarse. Sin embargo, existen riesgos por lo que es necesario tomar varias precauciones.
Es muy importante que los niños nunca estén sin la supervisión de un adulto, porque no cuentan con la madurez suficiente para entender los riesgos a los cuales se enfrentan al estar en el agua.
Por otra parte, si se familiarizan con el agua lo antes posible, se podrán desenvolver de mejor manera en el medio acuático: para esto existen las clases de natación para bebés y niños pequeños.
Cuando están aprendiendo a nadar, pueden utilizar accesorios para que los niños se sientan más seguros en la piscina, como por ejemplo, flotadores redondos o manguitas (en los brazos).
Con los bebés es necesario extremar aún más las precauciones, nunca deben estar solos, puesto que sus movimientos son aún torpes y probablemente sufran constantes caídas.
Sí el niño se mantienen de pie y está dando sus primeros pasos, lo mejor será permanecer todo el tiempo en una piscina para niños, para que pueda jugar, usando siempre un flotador y estando atento por si se cae.
A esto se debe agregar que se deben establecer normas de comportamiento cuando los niños ya son un poco más grandes, especialmente si se tiene una piscina en la casa.
Para finalizar, es fundamental evitar que los niños se acerquen a los puntos de desagüe o drenaje de la piscina, y en caso de tener una en casa, los papás se deben asegurar que estos lugares estén debidamente asegurados.
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