Es una historia muy clásica: A los niños les encanta visitar la habitación de sus padres y quedarse allí a dormir. Luego, lo que era algo accidental se convierte en habitual. Por el motivo que sea, el niño después no quiere volver a su pieza y los padres no saben qué hacer.
Por eso es bueno que, desde muy pequeños, los niños aprendan a dormir solos. Si no se logra establecer este hábito y el pequeño se pasa con frecuencia a la cama de sus padres, hay que sacarlo de manera tierna, pero firme, llevarlo de vuelta a su cama y acompañarlo un rato sí es necesario, pero no dejarlo dormir toda la noche con sus papás.
Por otra parte, es muy fácil caer en la trampa de que el niño duerma con los papás solo a veces, en situaciones especiales. Y reiteramos la palabra trampa porque esto se puede volver, muy pronto, un hábito.
¿Qué motivos pueden estar provocándolo?
Las razones más frecuentes suelen ser miedo a la oscuridad, inseguridad, soledad o simplemente las ganas de querer pasar más tiempo con sus padres. Pero independiente de esto, el diálogo es fundamental para visualizar todas las cosas. Cada padre conoce bien a su pequeño y lo ideal es buscar un espacio de conversación en donde él pueda manifestar lo que siente y lo que le ocurre. Esta es una de las mejores maneras de entrar en su mundo e identificar los problemas con mayor rapidez.
Una vez identificado el problema, ¿qué deben hacer los padres?
Una vez identificado el motivo, hay que trabajar para erradicar esta práctica porque, por un lado, puede perjudicar el desarrollo del pequeño, haciéndolo dependiente e inseguro, y por el otro, dificulta la relación de pareja, impidiendo que tengan tiempo a solas.
Lo importante es reconocer que los cambios no ocurren de un día para otro y que siempre requieren de constancia y paciencia. Y por más tedioso que sea, cada vez que se pase a la cama de los padres, éstos deben devolverlo nuevamente a su propia cama.
Sabemos lo mucho que cuesta esto, ya que los padres están cansados en la noche y solo desean dormir, por eso es importante anticiparse y trabajar el tema con anticipación, reforzando la confianza y seguridad en si mismos. Si aún así el pequeño llora, una forma de recobrar su seguridad es quedarse unos minutos con él, cantarle una canción y hacerle sentir que aunque estén en camas distintas, no se encuentra solo.
¿Qué consejos pueden ayudar en esta difícil tarea?
Si bien no existen tips específicos para sobrellevar esta situación, existen algunos consejos que pueden ayudar a que el niño sienta más deseos de dormir en su pieza.
1.-Que en su pieza tenga sus juguetes y objetos cotidianos para que se sienta familiarizado con el espacio y no como en un lugar que no le pertenece.
2.-Decorar las paredes con sus dibujos para así reforzar la idea de que es su lugar.
3.-Utiliza, de vez en cuando, el uso de premios. Cada vez que el niño duerma solo, al otro día hagan algo que le guste, como ver una película, cocinar su plato plato favorito o ir a andar en bicicleta.
Este tema, tiene grandes defensores y grandes detractores. Lo importante es que cada padre tenga muy claro qué quiere para su hijo y por qué lo quiere, que actúe conforme a su instinto y a sus necesidades, ya que sólo los padres son los responsables, para bien y para mal, de la manera que tienen de actuar con sus hijos.
Además se afirma que son los propios padres los que pueden ayudar a que el sueño de los niños sea profundo y no sientan la necesidad de levantarse en medio de la noche. Tanto el papá como la mamá, deben respetar el horario de sueño de los niños y establecer una hora de dormir que se mantenga a diario y no sea modificada.