Cuando la familia crece

Babytuto

11 de marzo de 2015

La llegada del primer hijo a la vida de sus padres, trae consigo un sinfín de emociones, en su mayoría positivas, así como cambios de rutinas, de horarios, incluso a veces de los roles que cada uno tenía en el hogar. Toda esa reestructuración familiar a veces pilla a los padres desprevenidos, pero tras unos meses de intensidad, las cosas poco a poco retoman su ritmo. Con la llegada de un segundo hijo, esa ansiedad por lo que se viene disminuye en las mamás y papás, puesto que ya saben en gran parte a lo que se enfrentan. Sin embargo, nacen nuevas inquietudes que tienen que ver en su mayoría con la preocupación por el primer hijo. Algunas de las inquietudes más comunes y perfectamente esperables, son:
  • Temor a que nuestro hijo vaya a sentirse desplazado por su hermano.
  • Temor a no ser capaces de sentir el mismo amor por otro niño como el que sienten por su primer hijo.
  • Ansiedad respecto a cómo atender las demandas de un hijo recién nacido sin desatender al otro niño.
  • Incertidumbre de cómo lo harán para tener tiempo para todas las actividades diarias, ahora que otro hijo requerirá de nuestro tiempo, cariño y cuidado.
  • Temor a hacer diferencias entre el primero y el segundo.
Tal vez no se identifiquen con todas estas preocupaciones pero de hacerlo con alguna de ellas, es importante mencionar que es completamente normal pensar en ello. Lo importante para bajar la ansiedad es definir un plan de acción sobre cómo abordar cada una de esas inquietudes.  Para ello algunos consejos:
  • Fortalecer la relación padre-hijo: en el casi el 100% de los casos, es la mamá quien se ocupa de alimentar y cuidar al bebé. Dado que en los primeros meses esas tareas demandan gran parte del tiempo, es aconsejable que desde antes de que nazca el segundo hijo, el papá pueda fortalecer la relación con su primer hijo, comenzando a destinarle más tiempo de atención, cuidado y juego. Si paulatinamente va asumiendo más responsabilidades y un rol más activo, permitirá que ese niño o esa niña no sienta con tanto impacto la baja en los tiempos de atención y cuidado que antes tenía por parte de su madre. Dado que este cambio es lento, es preferible comenzar a hacerlo durante el embarazo y no cuando ya haya nacido el nuevo integrante.
  • Preocuparse de no hacer cambios importantes cerca de la fecha de parto, tales como: ingreso al jardín infantil, cambio de casa, cambio de pieza, pasarlo de cuna a cama, cambio de nana, sacarle los pañales, sacarle el chupete, entre otros. El nacimiento de un hermano ya es un gran cambio no solo para un niño, ¡sino que para toda la familia! Sumarle más inestabilidad al ambiente aumentará el nivel de  tensión en todos los integrantes y hará más difícil el periodo de adaptación. Lo aconsejable es hacer los cambios con por lo menos 3 meses de desfase, aunque cada niño tiene ritmos y tiempos distintos que los papás deben considerar.
  • Hacer participar activamente al niño en los cuidados y regaloneos de su hermanito: Pedirle ayuda en tareas simples como que le pase a la mamá los utensilios para la muda, permitirle que lo tome en brazos (muy supervisado si el niño es pequeño), dejarlo acompañar a la mamá mientras ella alimenta al bebé,
  • Pasar tiempo a solas con el primer hijo pero también estar a solas con el segundo: ambos espacios son importantes para la familia. Para el primer hijo es importante sentir que no ha perdido del todo esa relación de intimidad que tenía con sus padres. Pero también para el proceso de apego de la madre con su segundo hijo (sobre todo en aquellos casos que el hermano mayor está muy celoso), es importante que cuente con espacios de calma para poder transmitirle a ese bebé todo el afecto que ella siente por él.
  • Pedir ayuda en las redes de apoyo cercanas: sobretodo los primeros meses, es vital contar con la ayuda de abuelas, madrinas, amigas que puedan colaborar en lo que la familia necesite. Puede ser desde llevarse de paseo al hijo mayor, ayudar con las compras del supermercado, acompañar en las visitas al pediatra, en fin, cualquier cosa que contribuya a que los padres no colapsen y puedan adaptarse a la nueva rutina de forma armónica. ¡Ojo que tan importante como contar con esa ayuda, es saber pedirla! No esperen a estar colapsados para hacerlo, déjense querer y atender.
La familia crece y con ello los desafíos también. Espero que estas recomendaciones puedan ayudarlos a disfrutar de la maravillosa nueva etapa que como familia comienzan. Alejandra Platoni
  • Psicóloga Clínica Infanto Juvenil y Directora Allegra Red
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