Crianza responsable: áreas del cerebro del niñ@ debemos cuidar

Babytuto

22 de septiembre de 2020

En el marco de las charlas online que Babytuto ofrece a su comunidad, hablamos con Carina Castro Fumero, neuropsicóloga pediátrica,
madre de 2 niños y autora de 2 libros sobre neurociencia y crianza: "Coco & Mumu: Big Brain Adventure" y "¿Qué puedo hacer yo? Guía para entender cuidar y potenciar el cerebro de los niños", sobre la crianza respetuosa desde el cuidado del cerebro de los niñ@s y las 6 áreas que debemos cuidar, como padres, para garantizar un desarrollo adecuado. Aquí les dejamos todo lo que nos contó:

-¿La crianza está relacionada a la disciplina y a la estimulación?

Hace muchos años que se viene hablando de crianza respetuosa, muchos antes de la ciencia. La neurociencia viene a tomar poder hace un poco más de 30 años, antes de eso no entendíamos el fundamento neurobiológico de por qué es importante y necesaria la crianza respetuosa. 

Cuando empiezan a salir los primeros estudios, nos damos cuenta que los primeros 6 años son críticos, y en eso nos hacen creer que todo lo que podamos meter en estos cerebros antes de esa edad es lo que va a resultar. Por eso se inicia con el concepto de “Estimulación temprana”, los padres empiezan a inscribir a los niñ@s en todo tipo de clases y proyectos, asumiendo que esto va a hacer de su hij@ Einstein. Con el paso del tiempo y el avance de la ciencia, nos dimos cuenta que no hay nada más lejano a la realidad, que la crianza respetuosa y el apego seguro tienen un fundamento científico súper fuerte que consiste en que el tipo de apego que desarrollemos los primeros años de vida va a dictar la salud mental de la persona el resto de la vida. 

El tipo de vínculo que desarrollen los niñ@s con la figura de apego, si es un vínculo seguro, va a aprender a gestionar el estrés en su vida, va a tener menos posibilidades de desarrollar un trastorno de ansiedad o depresión o cualquier otro problema mental. 

También nos dimos cuenta que el cerebro no se termina de desarrollar a los 6 años, sino a los 25. Y esto de meter información en el cerebro antes de los 6 es absurdo. Al contrario, en lo que tenemos que enfocarnos es en el vínculo, porque lo académico se va elaborando a lo largo del tiempo. 

-¿Cuál es la diferencia entre el apego del cual se habla en la primera hora de vida, y el apego seguro?

El primero no es apego, los primeros 1000 días de vida son vitales y se sabe que el contacto piel con piel es necesario porque ayuda al niñ@ a regular su temperatura corporal, identificar el mundo. 

El apego seguro se establece no sólo en esos primeros días, sino en los primeros años de vida, y se establece a través de figuras presentes, amorosas que satisfacen las necesidades básicas de estos niñ@s. 

Por ejemplo, hace unos años se decía que había que dejar llorar a los bebés para que se acostumbren a esperar, o no se mal acostumbren. Pero la ciencia ha demostrado que eso está mal. Los bebés lloran porque su cerebro más básico lo único que necesita es comer, dormir, regular su temperatura corporal, no sentir dolor y sentirse cercano a alguien. Si un niñ@ llora es por eso y las figuras de apego tenemos que satisfacer esas necesidades y así se establece un apego seguro. Mediante un vínculo no verbal, ese niñ@ sabe que tiene una persona que satisface sus necesidades, y así aprende a esperar, confiando en que esa persona va a estar ahí. 

-¿Cómo se debe reaccionar cuando el niñ@ empieza a crecer y ese llanto ya no tiene que ver con necesidades básicas, sino que entiende que son un medio para algo?

Un niñ@ llora por necesidades básicas, según la neurociencia, hasta los 18 meses o 2 años. No sabe manipular y tiene necesidades que tenemos que atender. Después toma control el segundo cerebro/emocional, y se despiertan muchísimas emociones: De frustración, de enojo, de felicidad. También empiezan a darse cuenta que están separados de esta figura de apego, que son autónomos y que se pueden imponer, y van descubriendo el “causa-efecto” de su accionar. 

En estos casos, el tercer cerebro, que es el racional, está muy lejos de estar desarrollado (se termina de desarrollar a los 25). Es el que tiene las neuronas inhibitorias, y los niñ@s no las tienen desarrolladas, por eso les pasa que quieren algo, tienen un montón de emociones que no entienden por qué se sienten así y no saben expresarlas, y por eso la forma correcta de exponerlas es mediante el berrinche y la pataleta.  

Los niñ@s necesitan límites, estos crean las conexiones neuronales y la conexión entre un cerebro y otro, lo cual le permite al niñ@ controlar, identificar los sentimientos y cómo reaccionar ante estos. Esta es la manera de establecer una crianza con apego, una crianza respetuosa. 

-Si el niñ@ quiere el celular, tu le explicas que no, que no puede porque es de la mamá, y lo usa para trabajar… 

Error. Eso es un error, porque es mucha información y una explicación muy complicada para el cerebro de un niñ@ que tiene 2 años. Es “No. No lo vas a usar porque mamá dice que no”. Va a haber una pataleta y se va a tirar al piso, yo también me tiro al piso y le digo que lo entiendo, y lo acompaño. Al hacer esto, ayudarlo a ponerle nombre a la emoción y ayudarlo a sentirse reconocido, se activa una zona del cerebro que se llama la ínsula que le dice “está entendiendo que estoy frustrad@, y cómo me siento” más allá de la explicación racional. Esto va generando que esas reacciones sean cada vez más cortas. 

Hay límites que son físicos. Por ejemplo si un niñ@ me pega, una parte de la crianza con apego es que yo le estoy enseñando que no se puede pegar. Si esto sucede, yo le puedo tomar las dos manos (límite físico) y le voy a decir “A mamá no se le pega”. La expresión de mi cara y el tono de voz cambian. Si lo vuelve a hacer lo agarro y lo quito y le vuelvo a decir lo mismo. Esto lo vamos a tener que repetir muchas veces, porque las conexiones neuronales se van formando. Es un límite que él/ella va a intentar tocar, pero si cada vez que lo intenta se le pone un freno, va a aprender que “no se pega”. 

El tema es ser constante. Porque si un día digo que no puede jugar con el celular, pero al otro día estoy muy cansada y le dejo jugar con el celular un ratito, eso no es constancia, no es un límite. 

Hay veces que se puede ser un poco flexible, pero no con las cosas importantes, con las que uno elige que son importantes para su familia. Pero si se dice que en la casa no se grita, no se pega, no se usa el celular, es nunca. De esta manera vamos a lograr conexiones neuronales más rápidas y un aprendizaje también más rápido. 

 -Decías que los niñ@s de 2 años no entendían la parte racional de una explicación y por eso ante su enojo hay que acompañar su emoción…

En ese momento de enojo y berrinche no lo entienden. Ante una emoción fuerte, su cerebro se llena de cortisol  y lo que tiene es una reacción fuerte emocional en donde está bloqueado. Por eso la razón no tiene lugar y es todo emoción. “Te digo que no, entonces te acompaño y una vez que pase esto puedo explicarte y conversar”. La explicación va después, cuando el niñ@ está calmo y el cerebro haya generado esa conexión entre lo emocional y lo racional y el niñ@ esté en disposición para aprender. 

-¿Qué pasa en los casos de los papás que tienen problemas para reconocer sus propias emociones? Dada la importancia de reconocer las emociones de los hij@s.

Si nosotros identificamos que estamos repitiendo patrones de crianza (los gritos, amenazas, castigos) y nos damos cuenta que nos cuesta reconocer esas emociones en nuestros hij@s porque nosotros también nos encontramos desbordados de emociones y no sabemos cómo acompañar, tenemos que buscar ayuda. 

A diferencia del niñ@ que tiene una neuroplasticidad, que quiere decir que tiene la capacidad de generar más conexiones neuronales y hacer podas neuronales porque el cerebro está constantemente reconfigurándose. El adulto no, le cuesta un poco más. La neuroplasticidad requiere focalización, atención y disciplina. Si queremos hacer un cambio tenemos que buscar un profesional para hacerlo. 

-¿Cuál es el límite entre la estimulación necesaria y la sobreestimulación?

Es importante definir estimulación temprana, que según la ciencia, refiere a niñ@s que tienen un retraso en su desarrollo y un pediatra recomienda. 

Cuando hablamos de estimulación oportuna nos referimos a todo. Desde que el niñ@ nace todo es estimulante, viene al mundo sin saber nada: desde el sol, el movimiento de los árboles, las expresiones faciales, todo es un estímulo. Si nosotros asumimos que tenemos un ser humano en casa con estas condiciones, vamos a aprovechar cualquier oportunidad para estimular. 

Entonces ¿qué es estimular? Es conversarle mientras estoy dando de mamar, es hacer un masajito, ponerlo en la ventana a ver los árboles, hablar cuando estoy cocinando, es ponerle música. Cuando es más grande y empieza a hablar, si dice “guau guau” es decirle “es un perro, que hace guau guau”. Todo eso es estimulación. 

El Centro del desarrollo del niño de Harvard hablan del concepto “Saque y voltea”, tomando como referencia un partido de tenis, quiere decir estar atento a cuando un niñ@ saca un interés y yo volteo frente a eso. Si señala algo por ejemplo, está mostrando un interés, y yo lo puedo devolver diciéndole “Estás mirando los árboles”. Son interacciones humanas básicas, y eso es estimulación.

-¿Qué cosas ayudan en esta estimulación?

Las investigaciones recientes hablan de escuelas al aire libre, para fomentar la estimulación. Cuando nos exponemos al aire libre, nuestra amígdala se activa de una manera que nos genera mayor empatía, capacidad de regular nuestras emociones, disminuye los niveles de ansiedad y estrés y al mismo tiempo, las distintas tonalidades de colores genera activaciones en nuestro cerebro que están relacionadas con el bienestar.

-¿Cuáles son las 6 áreas del cerebro de los niñ@s que debemos cuidar?

1- Ya hablamos de apego seguro, que es la principal. 

2- El sueño: cuidarlo en cantidad y calidad.

Es importante entender que un niñ@ de 2 años puede levantarse muchas veces en la noche, hasta los 6 años es posible que los más pequeños no duerman toda la noche de corrido. Lo primero que hay que ver es cuál es la prioridad del sueño en la familia, a veces no se lo considera importante o se cree que es una pérdidad de tiempo. Es importante velar por eso, porque los niñ@s nos toman de ejemplo (a través de las neuronas espejo), y si en casa nos dormimos tarde, tenemos luces encendidas, es muy difícil. 

El cerebro se prepara para ir a dormir. En los ojos tenemos una receptores que son sumamente sensibles a la luz, y eso significa que una vez apagadas las luces, demoran entre 30 y 45 minutos en hacerle saber al cerebro que es de noche.  Con las pantallas, es más difícil reconocer este paso, si el niñ@ está expuesto, no se puede apagar y pedirle que inmediatamente se duerma, o si está jugando súper alborotado, no se le puede pedir de un minuto a otro que se vaya a dormir, porque no estamos preparando el cerebro para ir a dormir. 

Sabemos que ni bien nos despertamos, estos receptores de los ojos necesitan estar expuestos a la luz, porque de esta manera se regula nuestro reloj biológico y nos hace saber que estamos preparados para aprender y vamos a estar de mejor humor, entonces ¿cuánta luz reciben los niñ@s en la mañana, o se levantan directamente expuestos a una pantalla?

También hay que tener cuánta actividad física o movimiento realiza durante el día, porque eso no lo tenemos en cuenta pero también nos prepara para la noche.  

Cuando dormimos aprendemos, gestionamos estrés, consolidamos aprendizaje. Si no dormimos, nada de eso pasa.

3- Movimiento: Actividad física y juego.

En estos momentos tan diferentes y particulares, los que tengan jardín, siempre les recomiendo que salgan a jugar al jardín, que además están en contacto con la naturaleza. Si no es posible, actividad física son los juegos, los de antes: Saltar a la soga, jugar al elástico, hacer de la sala una lugar de saltar obstáculos. Ahora que se puede salir, se puede caminar, andar en bicicleta… todo eso es actividad física.   

4- Gestión del estrés: Los primeros años de vida, los niñ@s no saben manejar el estrés, y a través de figuras seguras de apego, ell@s pueden aprender a gestionarlo. 

Hay que quitarle el miedo al estrés, en pocas cantidades es bueno. Cuando un niñ@ llora, se genera una pequeña cantidad de estrés, y cuando es atendido por su padre/madre, aprende a regularlo, se co-regula. 

El estrés por largos períodos de tiempo y sin atención es tóxico.

Los primeros años los ayudamos a manejar su estrés a través de la compañía, la co-regulación y conforme van pasando los años, les enseñamos a identificar el estrés (cerebro emocional).

Una forma de ayudarlos a gestionar el estrés es a través de la respiración. Muchos estudios demuestran que si les enseñamos de pequeños, mediante el juego, a respirar (inhalar por la nariz y exhalar por la boca), cuando se encuentren frente a una situación de estrés, si les recordamos que deben respirar, será de gran ayuda. Otro método por ayudarlos a manejar el estrés, es con actividad física, cuidando el sueño y la alimentación. 

5- Gestión y uso de las pantallas: En este momento estamos haciendo un abuso y se da una disposición temprana.

La información es poder: Antes de la pandemia, la Academia Americana de Pediatría y la OMS recomendaban ningún tipo de exposición antes de los 2 años, de 2 a 6 años máximo 1 hora al día con contenido supervisado, de calidad educativa, y de 6 años en adelante no más de 2 horas sin moverse. Esta recomendación se basa en que ya sabemos que si exponemos a los niñ@s a una pantalla muy temprano o lo sobre exponemos podemos arriesgar un retraso en el lenguaje, en las habilidades sociales, dificultad para identificar y regular emociones propias y dificultad para controlar impulsos. 

Llegamos a la pandemia donde debemos diferenciar 2 tipos de pantalla: Las que no son adictivas como son las videollamadas, porque a su cerebro no le interesa mucho. Ell@s aprenden a través de todos los sentidos, y las pantallas sólo ofrecen dos (vista y oído), por eso se aburren frente a este tipo de pantallas. 

Las pantallas que si gustan y entretienen ¿cuáles son? Las que tienen que ver con videojuegos, redes sociales. Todos estos activan en el cerebro lo que se llaman recompensas y eso es lo que lo hace adictivo para el cerebro. Pero eso es lo que no queremos porque repercute en el desarrollo del cerebro de los niñ@s. 

6- Neuroalimentos: Hay algunos específicos que necesita el cerebro para desarrollar su máximo potencial.

Por ejemplo, del 100% del cerebro, un 30% está compuesto por una grasa que se llama Omega 3, el cual se consigue en pescados azules, en huevos de gallina de pastoreo, semillas de linasa, chia, aceite de oliva y palta. El cerebro lo necesita, no lo podemos producir nosotros, por eso necesitan de estos alimentos.

El otro 70% es agua, necesitamos un cerebro hidratado, no con jugo ni gaseosas, sino agua. ¿Cómo hacemos para que el niñ@ tome agua? No lo pongamos a competir con un sabor más dulce.

Otros alimentos que son buenos: La yema del huevo tiene colina, que favorece a la memoria; la avena ayuda a que los niñ@s tengan un estado de ánimo más positivo; Las semillas como nuez o almendra, son grandes aliados con el aprendizaje, la memoria y el estado de ánimo. 

-¿Qué pasa en esos casos, sobre todo ahora, que nuestr@s hij@s nos ven todo el día, trabajando, frente a un computador?

Depende mucho de la edad. En el caso de los niñ@s más pequeños, tenemos que buscar siempre un tiempo y un espacio para poder estar con ell@s. En los más grandes, creo que el tiempo que nosotros estamos frente a una pantalla, ell@s también lo están, y lo están pasando muy complicado. Creo que podemos hacer altos y pausas para estar juntos, comer juntos, hacer una actividad física, pero se nos dificulta a todos. 

-¿Cuál es la importancia de los juegos?

El juego es todo, el niñ@ viene programado para aprender a través del juego y tiene que ser una prioridad en la casa. Tiene que jugar sólo, aburrirse para crear juego, jugar con otros niñ@s (mayores o menores) y también tiene que jugar con el adulto. 

Muchas veces el adulto no tiene el tiempo, pero en muchas investigaciones se ha visto que para lograr satisfacer la necesidad del niñ@ del apego seguro tenemos que dedicar mínimo 30 minutos de juego involucrado, esto quiere decir que no estoy haciendo nada más que jugar con él/ella. A lo que ell@s quieran jugar, se lo preguntamos y seguimos sus reglas, no les imponemos ideas o corregimos las de ell@s. A veces puede que les ofrezcamos jugar y no quieran, porque quizás son muy pequeñ@s para el juego simbólico, en estos casos podemos acompañarl@s, diciendo qué es lo que están haciendo y hablando. 

Conforme va creciendo vamos modificando el juego. A los 4/5/6 años los juegos de roles les encantan, más grandes empiezan a mostrar más interés por los juegos de mesa o más complejos/académicos. Podemos designar un tiempo para jugar con ell@s, sin importar la edad, porque es una forma de fomentar el vínculo que tenemos con ell@s.

Carina Castro Fumero.
www.carinacastrofumero.com

Compartir