Las infecciones uterinas son causadas generalmente por enfermedades de transmisión sexual, como la clamidia, la gonorrea, o los herpes, o bien por el uso de dispositivos insertados en el área pélvica, alergia a espermicidas (utilizados para el control natal), alergia al látex de los condones o exposición a ciertos químicos.
Estas pueden llegar a durar meses o años, y en ciertos casos pueden traer algunos problemas de fertilidad, de ahí la importancia de consultar a tiempo para evitar su expansión a otras áreas de la zona pélvica.
Existen 3 tipos: cervicitis (inflamación del cuello uterino), endometriosis (infección en la mucosa del útero) y miometriosis (infección en la musculatura del útero).
Algunos de los síntomas que pueden ayudar a identificar una infección uterina son:
- Sangrado vaginal anormal, el que se puede presentar después de tener relaciones sexuales, después de la menopausia, o entre menstruaciones.
- Flujo vaginal inusual, que no desaparece, puede ser de color blanco, gris o amarillo, e incluso puede tener un olor muy fuerte y desagradable.
- Dolores durante las relaciones sexuales.
- Menstruaciones irregulares.
- Dolor vaginal permanente.
- Presión o pesadez en la zona pélvica o la zona baja del vientre.
Es fundamental consultar con un especialista cuando se aprecien síntomas que puedan parecer extraños o poco comunes, para así evitar complicaciones a futuro.
Para prevenir este tipo de infecciones, se deben tomar ciertas medidas como el uso de anticonceptivos, irritantes químicos, y uso correcto de tampones u otros dispositivos que se inserten dentro de la vagina.
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