Dado que los bebés no hablan, su forma de comunicarse es un poco más limitada. El llanto, junto con las miradas, el lenguaje corporal y los sonidos se transforman en sus palabras para transmitir lo que siente, lo que le molesta, y lo que necesita.
Los padres poco a poco irán aprendiendo a reconocer lo que su hijo quiere decir.
En un comienzo, sobre todo los padres primerizos, pueden sentir un poco de frustración al no entender lo que el niño quiere decir: llora sin razón, se muestra irritado, entre otras cosas.
Para las mamás puede ser un poco más abrumador, pues comparten un poco más de tiempo juntos. Es normal sentir todas esas cosas, por eso es importante contar con el apoyo de la pareja, familiares o amigos, los que también pueden entregarle amor y consuelo al menor.
Durante los tres primeros meses los procesos de aprendizaje e inteligencia permiten la aparición de las emociones primarias, como sorpresa, interés, alegría, tristeza, asco, miedo o enojo. Los papás pueden estimular a los niños mediante juguetes, juegos, o música los que le permitirán expresarse.
Luego de los seis meses los bebés adquieren otras habilidades y comienzan poco a poco a encontrar otras formas de expresarse, apareciendo el balbuceo. En esta etapa es importante que los papás incentiven el habla, enseñándoles la relación entre las palabras y los objetos, además de su correcta pronunciación.
Los papás deben tomarse con calma los diferentes procesos que van viviendo los niños.Lo importante es que disfruten cada proceso y aprendan en conjunto.
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