- Padres e hijos deben lavarse correctamente las manos.
- Evita usar el seca manos. Es recomendable usar una toalla de papel para secar las manos, otra para cerrar la llave y una más para abrir la puerta del baño.
- Usar siempre un desinfectante. Muchos resfriados se transmiten por el contacto mano-mano o mano-objeto, pues la mayoría de los virus pueden vivir durante horas en ellos. Si las manos se limpian con frecuencias, se puede evitar un contagio.
- Comprar varias cajas de pañuelos desechables y colocarlas en puntos estratégicos de la casa, la oficina y el auto.
- Usar un humidificador. El aire seco genera el ambiente ideal para los virus de la gripe. Cuando las membranas mucosas se resecan, la nariz y la garganta tienden a irritarse.
- Cambiar el cepillo de dientes cada tres meses. También es bueno reemplazarlo después de un resfriado o gripe, para prevenir una nueva infección, en caso de los más pequeños del hogar.
- Siempre ventilar la casa, sobre todo en invierno.
- Limpiar bajo las uñas todas las noches a los niños. Ellas son un excelente escondite para los gérmenes.
- Lavar las toallas de mano cada tres o cuatro días como máximo.
- Enseñar a los niños a estornudar y toser en su brazo o en un pañuelo para evitar esparcir virus y bacterias.