El uso del chupete es aconsejable en algunas situaciones, por ejemplo, cuando el bebé necesita desarrollar aún su instinto de succión, cuando duerme solo en su habitación para evitar muerte súbita, o cuando sufre de mucha ansiedad. Sin embargo, es importante tener la precaución necesaria para que no interfiera con la lactancia y tampoco se desarrolle un hábito innecesario en el bebé abusando de su uso. Existen algunas recomendaciones que te ayudarán a que tu bebé agarre el chupete creando un buen hábito de uso.
Veamos en este artículo cuáles son las recomendaciones que te proponemos.
Ideas para que el bebé agarre el chupete
Espera que la lactancia esté asentada
Es aconsejable iniciar al bebé con su chupete después de que la lactancia esté asentada, más o menos a partir de su primer mes, ya que de esta forma se evita el riesgo de que el bebé abandone el pecho. Para succionar el pecho y alimentarse el bebé necesita una mayor fuerza de succión que la que requiere para el chupete, así que hay que evitar que busque el chupete para calmar el hambre en vez de esforzarse para comer.
Establece horarios para darle el chupete
Comienza dándole el chupete poco a poco, una buena idea es dándoselo por las noches antes de irse a dormir. Esto puede ayudarlo a calmar la ansiedad y relajarlo para pasar una noche más tranquila y placentera. También puedes intentar darle el chupete cuando notas que quiere el pecho para dormir y no para alimentarse. Te puedes dar cuenta de esto por la fuerza de succión y constancia que tiene al amamantar. Cuando busca comer la succión es fuerte y constante, los descansos son de leve duración. Mientras que cuando quiere succionar para dormir la succión es suave y los espacios de succión son amplios.
Prueba diferentes texturas de chupetes
En el mercado puedes encontrar diferentes marcas y modelos de chupetes, los hay de caucho, látex y silicona. Cada marca ha trabajado en hacer diseños y texturas que imiten el pecho de la madre para que su uso sea placentero para el bebé y, además, evite la deformación de los dientes.
En Babytuto tenemos la solución para esta prueba: El tete del tete! Una caja súper especial para que tu bebé disfrute probando distintas alternativas y así pueda escoger su tete favorito. En ella podrás encontrar 6 chupetes muy diferentes entre sí en sus materiales, diseños, formas y colores. También es una excelente opción para regalo de nacimiento o baby shower.
Ten más de un chupete a la vez
Una vez que has descubierto cuál es la textura del chupete que más le gusta, es aconsejable tener varios chupetes a la vez. Los chupetes suelen caerse con facilidad, el niño los escupe y mientras intentamos dárselo se puede caer. Además, es fácil de ensuciar con pelusas, insectos, manos sucias, etc. Mientras se lava y se hierve para volvérselo a dar, el niño despertará una gran ansiedad por su chupete y esto puede llenarlo de gases. Por eso, una buena idea es tener más de uno para repuesto. También es aconsejable contar con portachupetes para evitar esta situación.
Motiva el cambio del dedo por el chupete
Por instinto, los niños se llevan los dedos a la boca de esta forma calman su ansiedad, una buena estrategia para estos casos es sacarle el dedo de la boca y ofrecerle el chupete. Algunos niños lo escupen porque no les gusta, hay que intentar dárselo cada vez que sea necesario. Sujeta el chupete a su prenda de vestir para evitar que caiga al suelo.
Nunca lo esfuerces
El bebé no debe sentir al chupete como un enemigo, así que no hay que forzarlo si no lo quiere. Ofréceselo con paciencia, pero jamás conviertas este acto en una batalla de pelea. Es posible que tu hijo desarrolle habilidades de autocontrol antes de la edad promedio de los niños, lo que es una excelente noticia, ya que no dependerá del chupete para controlar su ansiedad o conciliar el sueño.
Después que has logrado que tu hijo agarre el chupete, es importante que te mantengas pendiente de no excederte en la frecuencia de uso diario, ni que lo use más allá de los dos años. Ya que no solo puede deformar los dientes, sino que también puede limitar el desarrollo del autocontrol que un niño, a partir de los dos años, está en la capacidad de aprender y ejercer.