¿Cómo explicar a nuestros hijos la muerte de un ser querido?

Babytuto

30 de marzo de 2016

Las familias, como todo sistema vivo,  pasan por distintos periodos de crisis  que son esperables para el ciclo vital familiar. Entre estos se encuentran, por ejemplo el nacimiento de un hijo, la entrada de los niños al contexto escolar, el inicio de la adolescencia, entre otras. A éstas se les llama crisis normativas,  las cuales, al ser esperadas por los diferentes miembros, en su mayoría son afrontadas de manera adecuada, siendo su superación, parte del proceso de crecimiento y desarrollo de las familias. No obstante, muchas veces ocurren sucesos inesperados o accidentales en la vida del individuo o las familias (crisis no normativas), que los llevan a quedar en “blanco”, presentándose dificultades en torno a la elección del campo de acción a seguir. Estas últimas, la mayoría de las veces, son vistas como una amenaza al sistema familiar, dejando a los miembros de la familia con un intenso sentimiento de desvalimiento. Ahora bien, la muerte de un ser querido es una experiencia amarga que  siempre implica una crisis, sea cual sea el miembro de la familia que falleció. Por lo anterior, es normal que muchas veces no sepamos que hacer frente a esta, viéndonos obstaculizados a la hora de trasmitirle a nuestros niños lo ocurrido. Se nos vendrán muchísimas preguntas a la cabeza, muchas veces   hasta evitaremos hablar del tema, sin embargo lo más importante ante todo es ser sincero con ellos, adaptando la explicación del suceso ocurrido a la etapa del desarrollo en la que se encuentra el niño. Para los niños más pequeños (preescolares) la muerte es algo reversible y temporal, presentando la creencia de que si un ser querido muere puede volver en algún momento, al igual como lo ven en los cuentos o dibujos animados. Para ellos no es algo “para siempre” o algo que los padres no puedan evitar. A pesar de esto, cabe mencionar que a esta edad sí perciben la preocupación y sentimientos de los adultos frente a estos hechos, a los que pueden reaccionar con ansiedad o miedo. Ya entre los 5 a los 7 años, los niños  adquieren una concepción más realista de la muerte, entendiendo que esta es permanente y no se puede cambiar. En estas etapas, creemos que la mejor manera de explicarles a los niños es mediante cuentos (preferentemente de animales), dado que es menos invasivo para el mundo emocional del pequeño a la hora de recibir la noticia. Contarles una historia y luego explicarles que ustedes están viviendo algo similar a lo que le pasó a los personajes que escogieron en el cuento.  Explicarles que las personas que no viven, ya no comen, no respiran, no juegan, no piensan y no sienten. Es importante recalcar que el ser querido, no va a volver, por mucho que lo deseen, para no generar falsas ilusiones en los pequeños. Además, dado que muchas veces los niños lo pueden vivir como un castigo por algo que hicieron, es necesario evitar que estos se culpen, explicándoles que ninguna acción llevada a cabo por ellos tuvo que ver. No es recomendable asociar la muerte con descansar, debido a que algunos niños confunden la muerte con el sueño y como resultado, muchos de ellos pueden empezar a tener miedo a dormir. Cuando se muere alguien cercano a la familia, todos los integrantes necesitan tiempo para asimilarlo, incluso lo más pequeños, quienes aunque no entiendan plenamente el significado de la muerte visualizan el dolor de las personas que los rodean. Es imprescindible mostrarnos abiertos con nuestros sentimientos, trasmitirles que al igual que ellos, sentimos mucho dolor y tristeza, para de esta manera podamos ayudarlos a entender que la muerte es un hecho que se siente profundamente y que es un proceso por el que inevitablemente tenemos que pasar. Recomendamos,  abrir espacios de contención y escucha donde ellos también puedan transmitir tanto como se sienten,  como sus explicaciones y temores frente a esta pérdida. Asimismo, debemos estar dispuestos a responder a sus interrogantes de la manera más cariñosa y honesta posible. La forma en que hablamos y trasmitimos lo que sentimos a los niños puede incidir en gran medida en la reacción que tengan ellos frente al hecho. Como se mencionó anteriormente, asimilar una pérdida toma tiempo. Afrontar un duelo, no es algo psicopatológico dado que “la muerte es parte de la vida, y la vida no supone una enfermedad”. Pasar por periodos de pena, es algo esperable y hay que aceptarlo. La tristeza y la ansiedad son los sentimientos más comunes que aparecen frente a este hecho, no obstante cada persona reacciona a una pérdida de manera diferente, sin existir una pauta  inamovible que nos indique qué es lo normal y anormal frente a esta situación. Por lo anterior, si usted considera que su niño/a está reaccionando de manera desproporcional a la situación, cree que no está afrontando adecuadamente la pérdida dado que está interfiriendo con la mayoría de las áreas de su vida o ya ha pasado más de un año y aún observa sintomatología preocupante, le recomendamos que solicite hora  para atención psicológica, para que de esta manera un profesional especializado pueda ayudar a su pequeño/a elaborar la pérdida. Contacto: ps.isidoradelsol@gmail.com/+56942414737 Otros temas que te pueden interesar: muerte de un familiar

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