Ser padres no es una tarea fácil, más aún cuando se trata de corregir conductas de los hijos.
A continuación, compartimos con ustedes un artículo del psicólogo infantil y familiar, Guillermo Cieza, de su blog guillermocieza.com:
"¿Se te hace difícil o no sabes cómo corregir, poner límites, enseñar a respetar a tu hijo de manera adecuada?
Hoy te daré algunas sugerencias para que enseñes a tu hijo a respetar, poner límites y corregir de manera fácil y adecuada. Así que, si te interesa esta información, dale play al video o sigue leyendo.
Antes de corregir:
En primera instancia no busquen corregir.
Pero Guillermo, ¿cómo me vas a decir que no busque corregir? Te pido que en primera instancia no busques corregir, porque, en primer lugar lo que deberías hacer es brindar a tu hijo las condiciones que promuevan el buen comportamiento o al menos evitar aquellas que promuevan las malas conductas.
¿A qué me refiero? A que en primer lugar no vas a pensar en comprar pastillas, antibióticos y ampollas para la gripe, sino que sería mejor, abrigarnos, no consumir muchas cosas heladas y comer cítricos para no desarrollar la gripe y estar sanos.
Pero ¿cuáles son los factores que debo tener en cuenta para que mi hijo tenga mayores probabilidades de estar emocionalmente sano y tenga un comportamiento adecuado?
Eso ya lo expliqué en un video llamado “Aprende a identificar las causas de la mala conducta”. Les pediría que primero cubran esos aspectos, puesto que si lo cubren, es muy probable que haya muy poco por corregir.
Aclaración:
Las sugerencias que daré a continuación les ayudará para una gran cantidad de casos, mas no para todos. Obviamente me es imposible abarcar todo el rango de conductas inadecuadas que presentan los niños.
Comencemos:
Primero deben saber lo siguiente, toda conducta depende de sus consecuencias. Trabajo porque me van a pagar, alzo la mano para tomar un taxi, y el niño se comporta de una determinada manera para conseguir algo.
Dicho esto, para corregir una mala conducta primero debo detectar qué consecuencia o reforzador mantiene esa mala conducta, y después quito o dejo de brindar aquello que mantiene la mala conducta.
Ejemplo
Mi hijo, cuando ve al heladero, me pide que le compre helados y si le digo que no, hace un super berrinche para comprarle el helado. Yo pienso ¡huy, que vergüenza! Mejor le compro el helado para no pasar un mal momento. Y le compro el helado.
Análisis:
¿Cuál es la consecuencia que recibió mi hijo por su mala conducta? El helado, pero la conducta depende de sus consecuencias y si mi hijo ganó un helado por hacer el berrinche, ¿qué habrá aprendido? ¿Acaso no será que si hace el berrinche obtiene el helado o tal vez inclusive otras cosas más? Pues sí.
En este caso, la consecuencia que mantiene la mala conducta es el helado. Lo que debo hacer es quitarle esa consecuencia cada vez que quiera obtenerla mediante una mala conducta. Es decir, jamás darle helado cuando haga berrinche.
Otro ejemplo:
Mi hijo no ordena sus juguetes, pese a que siempre le digo que lo haga.
¿Qué creen que mantiene esa conducta de no ordenar sus juguetes?. Podría ser que seamos nosotros quienes lo ordenemos, o que tal vez nunca reciba una consecuencia desagradable por no hacerlo. Entonces lo que podría hacer es: primero advierto y a la segunda, efectúo. No voy a llegar a la tercer o cuarta advertencia.
¿Qué hacer?
Le puedo decir: Carlitos ordena tus juguetes ahora, o te quitaré tus patines, tu peluche, tu pelotas, etc. y no te lo doy hasta mañana. (puede ser cualquier juguete que le guste). Y si es que no ordena se le quita de la siguiente manera. Mira mi amor, yo te amo pero te dije que si no ordenabas tus juguetes te quitaría tus patines, tu peluche, tu pelota.
De esta manera no necesitaron agredir de ninguna forma y su hijo aprenderá que, no le conviene dejar desordenado sus juguetes, caso contrario su conducta tendrá consecuencias para él desagradables.
Importante:
La verdad es que la mecánica, la forma como funciona esto es simple, al menos para muchas de las conductas de sus hijos: consecuencia positiva ante una conducta positiva y consecuencia negativa (de no violencia) ante una conducta negativa. Lo complicado para muchos es lo siguiente.
1.- Ser consistentes:
De ser posible aplicarlo en el 100% de las veces. Si a mi hijo no le compro el helado cuando hace berrinche, no se trata de hacerlo uno o dos días, o algunas veces por semana. Sino jamás darle el helado cuando haga el berrinche. No se trata de quitarle el juguete una o 2 veces, sino que, cada vez que deje desordenado sus juguetes, quitarle el juguete o aplicar cualquier sanción que hayamos establecido. Independientemente de nuestras ganas, estado físico, ánimo, etc.
2.- Control de impulsos:
Esto es la parte más difícil para la mayoría de nosotros los padres, obviamente me incluyo. Me será muy difícil corregir adecuadamente a mi hijo si me dejo llevar por la frustración, la impotencia o la cólera.
Probablemente lo que haga será una descarga de esas emociones negativas, mas no lo que sería adecuado para corregir a mi hijo. Es importante que trabajemos en nuestro control de impulsos y en nuestro desarrollo personal, en nuestro crecimiento emocional (tolerancia, paciencia, responsabilidad, respeto, empatía, etc.), porque a las finales nuestro control de impulsos, la adecuada expresión de nuestras emociones van a estar muy, muy influenciadas por qué tanto hemos trabajado en ello.
Resumiendo:
1.- Antes de pensar en corregir, brinda un ambiente que promueva bienestar en tu hijo, para saber cómo, para saber cómo, en la descripción les dejo el link.
2.- Ante las conductas positivas proporciona consecuencias positivas, de preferencia no materiales como felicitaciones, muestras de afecto, etc. Y para las conductas negativas proporciona consecuencias negativas en las que no haya violencia física ni verbal.
3.- Sé consistente.
4.- Aprende a manejar la expresión de tus emociones trabajando en tu desarrollo personal.
https://www.youtube.com/watch?v=CUvJ5CcH1lk
Guillermo Cieza es psicólogo y terapeuta infantil, familiar y de pareja dedicado a capacitar a los padres a detectar los factores que influyen en las conductas problemáticas de sus hijos, sepan modificarlas, logren obtener y mantener la conducta deseada en ellos mediante una disciplina sana y eficaz.
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