Aventuras de mamá: Cómo cambia la vida social después de tener un hijo
Babytuto
3 de septiembre de 2014
Cuando estaba en la universidad nunca pensé en ese típico momento cliché del “aprovecha este panorama porque no volverá”. No, más bien era como “ok, con qué seguimos el próximo lunes”, y esto porque a veces la fiesta era de lunes a domingo. Excepto en época de exámenes, ahí era peor, porque después del claustro que significaba el estudio, se venía la celebración de “pasé el ramo”, “me saqué la nota mínima para aprobar, vamos que se puede” y así, básicamente siempre había una ocasión para celebrar.
Luego, comenzó la vida laboral, ahí, en modo ensayo y error aprendí que salir en los días de semana es un gran no y por lo mismo decidí -luego de varios errores- no salir de lunes a viernes, se guardaba todo para el fin de semana.
Y el tiempo pasó y vino el matrimonio y 9 meses más tarde el embarazo, con ello, las salidas se redujeron a casi nada, porque a nadie y soy enfática acá, a NADIE, le gusta ver a una mujer con panza en un bar o discoteque bailando. Además, por más ganas que tengas, el cuerpo sencillamente no te da y de a poco comienzas a pedirle a tus amigos que te vayan a ver bostezar a tu casa.
Ya con la llegada del pequeño a nuestras vidas la “salida” no existió durante los primeros 3 meses. No hubo panoramas, fiestas, cumpleaños, nada, a todo decíamos que no, y cuando con Julián de casi tres meses, fuimos al cumpleaños de mi cuñada, aunque dejé leche materna guardada para que mi hermana le diera a mi hijo, la naturaleza me obligó a irme justo a las 3 horas de haber llegado a la fiesta. Las que viven este proceso sabrán a lo que me refiero, porque por mucha leche que te saques, a las 3 horas vuelves a producir y no se respeta nada aquí, tienes que o sacártela o ir a dársela a tu hijo, así de extremo, de lo contrario, las consecuencias no son nada de agradables.
Con el tiempo y a medida que el retoño ha ido creciendo y ya todo es más manejable, tratamos de retomar la vida social pero no es fácil. Algunos amigos ya se restaron completamente de nuestras vidas, simplemente porque no están viviendo lo mismo que nosotros (espero porque sino lloro acá mismo) y en verdad los entiendo, yo me aburriría de escuchar a una mamá hablar de su bebé tooooodo el día (sí, esa soy yo) y bueno otros, en nuestra misma situación, se han ido uniendo más porque hay temas en común y no es necesario hacer una introducción al “mundo bebé” cuando comienzas a contar algo.
No obstante, ya la vida social no es lo mismo, para salir hay que planificar con un mes de anticipación como si fueras a la guerra y por otro lado tienes que unir a todos tus santos y rogar con que la parentela no tenga planes para que pueda cuidar al crío y cuando por fin logramos salir, estás con un pie en el carrete y con otro en tu casa enchufada al Whatsapp, viendo cada cinco minutos si comió, si se durmió y si está todo ok.
Aún así, con todo, este carrete llamado maternidad ha sido lejos el mejor y el más inolvidable de todos.
Blog Aventuras de mamá
Daniela Alonzo, periodista y licenciada en literatura, 33 años, casada y mamá de Julián de dos años y de Sofía que está esperando nacer.
http://www.momiom.cl
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Aventuras de mamá: Cómo cambia la vida social después de tener un hijo
Babytuto
3 de septiembre de 2014
Cuando estaba en la universidad nunca pensé en ese típico momento cliché del “aprovecha este panorama porque no volverá”. No, más bien era como “ok, con qué seguimos el próximo lunes”, y esto porque a veces la fiesta era de lunes a domingo. Excepto en época de exámenes, ahí era peor, porque después del claustro que significaba el estudio, se venía la celebración de “pasé el ramo”, “me saqué la nota mínima para aprobar, vamos que se puede” y así, básicamente siempre había una ocasión para celebrar.
Luego, comenzó la vida laboral, ahí, en modo ensayo y error aprendí que salir en los días de semana es un gran no y por lo mismo decidí -luego de varios errores- no salir de lunes a viernes, se guardaba todo para el fin de semana.
Y el tiempo pasó y vino el matrimonio y 9 meses más tarde el embarazo, con ello, las salidas se redujeron a casi nada, porque a nadie y soy enfática acá, a NADIE, le gusta ver a una mujer con panza en un bar o discoteque bailando. Además, por más ganas que tengas, el cuerpo sencillamente no te da y de a poco comienzas a pedirle a tus amigos que te vayan a ver bostezar a tu casa.
Ya con la llegada del pequeño a nuestras vidas la “salida” no existió durante los primeros 3 meses. No hubo panoramas, fiestas, cumpleaños, nada, a todo decíamos que no, y cuando con Julián de casi tres meses, fuimos al cumpleaños de mi cuñada, aunque dejé leche materna guardada para que mi hermana le diera a mi hijo, la naturaleza me obligó a irme justo a las 3 horas de haber llegado a la fiesta. Las que viven este proceso sabrán a lo que me refiero, porque por mucha leche que te saques, a las 3 horas vuelves a producir y no se respeta nada aquí, tienes que o sacártela o ir a dársela a tu hijo, así de extremo, de lo contrario, las consecuencias no son nada de agradables.
Con el tiempo y a medida que el retoño ha ido creciendo y ya todo es más manejable, tratamos de retomar la vida social pero no es fácil. Algunos amigos ya se restaron completamente de nuestras vidas, simplemente porque no están viviendo lo mismo que nosotros (espero porque sino lloro acá mismo) y en verdad los entiendo, yo me aburriría de escuchar a una mamá hablar de su bebé tooooodo el día (sí, esa soy yo) y bueno otros, en nuestra misma situación, se han ido uniendo más porque hay temas en común y no es necesario hacer una introducción al “mundo bebé” cuando comienzas a contar algo.
No obstante, ya la vida social no es lo mismo, para salir hay que planificar con un mes de anticipación como si fueras a la guerra y por otro lado tienes que unir a todos tus santos y rogar con que la parentela no tenga planes para que pueda cuidar al crío y cuando por fin logramos salir, estás con un pie en el carrete y con otro en tu casa enchufada al Whatsapp, viendo cada cinco minutos si comió, si se durmió y si está todo ok.
Aún así, con todo, este carrete llamado maternidad ha sido lejos el mejor y el más inolvidable de todos.
Blog Aventuras de mamá
Daniela Alonzo, periodista y licenciada en literatura, 33 años, casada y mamá de Julián de dos años y de Sofía que está esperando nacer.
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