Aprendiendo en la aventura
Babytuto
15 de abril de 2015
La Encargada del Área Creativa y Diseñadora de material didáctico de Ludocori, Macarena Fernández, nos cuenta su hermosa experiencia aventurera en bicicleta por Europa, junto a su marido y su hijo de tan sólo 8 meses.
“Con el espíritu aventurero que nos acompaña, con mi marido decidimos embarcarnos en un hermoso viaje en bicicleta de 1.100 km con nuestro hijo Pedro de sólo 8 meses de edad. Recorreríamos Francia, Alemania y República Checa, partiendo desde Nancy y llegando a Praga como destino final.
Nosotros teníamos experiencia en este tipo de aventuras en conjunto con mí pareja, pero no con nuestro hijo, era nuestra primera gran aventura en familia. Las condiciones eran muy distintas, debíamos pensar en su alimentación y en todas sus necesidades, pero además nuestro principal objetivo era que para él fuera una experiencia entretenida e inolvidable. Pedrito, en ese entonces, ya comenzaba a moverse con ese ímpetu de gatear y desplazarse por todos lados, lo cual era un tema muy importante a considerar en el trayecto, ya que condicionaba la cantidad de horas que podíamos pedalear diariamente.
En general, en las mañanas despertábamos muy temprano, levantábamos campamento y subíamos a Pedro a su carrito, donde iba feliz, mirando el paisaje, rodeado de libros y juguetes de su interés, pero luego se quedaba dormido.
Cada 3 horas de pedaleo, le tocaba a él ser el centro de atención, se lo merecía después de haber aguantado diferentes condiciones climáticas y largos trayectos siendo apenas un bebé. Era su momento, donde nos pillara la ruta lo sacábamos de su carrito, podía ser en la mitad de la nada, en algún supermercado o en hermosos prados y parques alemanes, franceses o checos. Este momento era el más importante y esperado del día. Tuvimos el privilegio de aprovechar al máximo la maravillosa concepción de integración que tienen los europeos de los espacios públicos, el juego y la familia, donde se creaban las mejores instancias para compartir y disfrutar. Estos recreos entre pedaleo y pedaleo, consistían en dar paseos caminando, jugar con él y aprovechar los hermosos paisajes que nos rodeaban para que se conectara con la naturaleza y disfrutara de ella.
Pedrito tuvo que enfrentar diversas situaciones, nos tocaron días de lluvia, mucho sol, viento, carreteras en buen y mal estado, dormir en caballerizas porque no existían los camping que esperábamos encontrar, etc. Como buena aventura, tuvimos muchos contratiempos y dificultades, pero eso fue lo que nos permitió reforzar nuestra capacidad de adaptación, el trabajo en equipo y la resolución de problemas, fortaleciendo aún más nuestros lazos afectivos.
Esta aventura ha sido una experiencia maravillosa para nosotros como familia, es increíble como los niños se van desarrollando a medida que van siendo estimulados de diversas formas. Ahora Pedro tiene 1 año y 4 meses y el vínculo que tenemos con él es exquisito, y a pesar de su corta edad, cada día nos sorprende su autonomía y seguridad a la hora de enfrentar desafíos, su constante interés por explorar, su adaptabilidad y su conexión con la naturaleza. Las actividades padres e hijos son muy enriquecedoras para su crecimiento y desarrollo, las recomendamos 100%”.
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Aprendiendo en la aventura
Babytuto
15 de abril de 2015
La Encargada del Área Creativa y Diseñadora de material didáctico de Ludocori, Macarena Fernández, nos cuenta su hermosa experiencia aventurera en bicicleta por Europa, junto a su marido y su hijo de tan sólo 8 meses.
“Con el espíritu aventurero que nos acompaña, con mi marido decidimos embarcarnos en un hermoso viaje en bicicleta de 1.100 km con nuestro hijo Pedro de sólo 8 meses de edad. Recorreríamos Francia, Alemania y República Checa, partiendo desde Nancy y llegando a Praga como destino final.
Nosotros teníamos experiencia en este tipo de aventuras en conjunto con mí pareja, pero no con nuestro hijo, era nuestra primera gran aventura en familia. Las condiciones eran muy distintas, debíamos pensar en su alimentación y en todas sus necesidades, pero además nuestro principal objetivo era que para él fuera una experiencia entretenida e inolvidable. Pedrito, en ese entonces, ya comenzaba a moverse con ese ímpetu de gatear y desplazarse por todos lados, lo cual era un tema muy importante a considerar en el trayecto, ya que condicionaba la cantidad de horas que podíamos pedalear diariamente.
En general, en las mañanas despertábamos muy temprano, levantábamos campamento y subíamos a Pedro a su carrito, donde iba feliz, mirando el paisaje, rodeado de libros y juguetes de su interés, pero luego se quedaba dormido.
Cada 3 horas de pedaleo, le tocaba a él ser el centro de atención, se lo merecía después de haber aguantado diferentes condiciones climáticas y largos trayectos siendo apenas un bebé. Era su momento, donde nos pillara la ruta lo sacábamos de su carrito, podía ser en la mitad de la nada, en algún supermercado o en hermosos prados y parques alemanes, franceses o checos. Este momento era el más importante y esperado del día. Tuvimos el privilegio de aprovechar al máximo la maravillosa concepción de integración que tienen los europeos de los espacios públicos, el juego y la familia, donde se creaban las mejores instancias para compartir y disfrutar. Estos recreos entre pedaleo y pedaleo, consistían en dar paseos caminando, jugar con él y aprovechar los hermosos paisajes que nos rodeaban para que se conectara con la naturaleza y disfrutara de ella.
Pedrito tuvo que enfrentar diversas situaciones, nos tocaron días de lluvia, mucho sol, viento, carreteras en buen y mal estado, dormir en caballerizas porque no existían los camping que esperábamos encontrar, etc. Como buena aventura, tuvimos muchos contratiempos y dificultades, pero eso fue lo que nos permitió reforzar nuestra capacidad de adaptación, el trabajo en equipo y la resolución de problemas, fortaleciendo aún más nuestros lazos afectivos.
Esta aventura ha sido una experiencia maravillosa para nosotros como familia, es increíble como los niños se van desarrollando a medida que van siendo estimulados de diversas formas. Ahora Pedro tiene 1 año y 4 meses y el vínculo que tenemos con él es exquisito, y a pesar de su corta edad, cada día nos sorprende su autonomía y seguridad a la hora de enfrentar desafíos, su constante interés por explorar, su adaptabilidad y su conexión con la naturaleza. Las actividades padres e hijos son muy enriquecedoras para su crecimiento y desarrollo, las recomendamos 100%”.
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