La alergia al huevo se produce por la ingesta o contacto con el huevo, ocasionando una reacción adversa y en ocasiones exagerada, que activa el sistema inmunológico. La proteína del huevo puede ocasionar alergias tempranas en el infante y muchas veces, no en todos los casos, es superada en la adolescencia. Los síntomas pueden ser de moderados a graves y en muy pocas ocasiones pueden alcanzar la anafilaxis que es la consecuencia alérgica más letal que produce el consumo del huevo.
Síntomas de la alergia al huevo
Las alergias por el consumo del huevo se manifiestan comúnmente en los bebés de la siguiente manera:
- Erupción cutánea al observarse cambio del color de la piel del niño y en su textura.
- Urticaria son unas protuberancias tipo ronchas, o también conocido como habones, que salen en forma de relieve en la piel. Su color es rojo y su presencia está relacionada a reacciones alérgicas.
- Congestión nasal es un síntoma respiratorio alérgico que aparece cuando los tejidos que recubren internamente la nariz se inflaman.
- Vómito es una reacción involuntaria de rechazo natural hacia el huevo como mecanismo de defensa del cuerpo. En el caso de haber vómito, es probable otros problemas digestivos como dolor de estómago, diarrea, cólicos, náuseas, entre otras afecciones.
- Anafilaxia es
la reacción más grave de la alergia alimentaria. Por la ingesta de huevo, muy
poco son los casos, sin embargo, hay que estar atentos a sus signos porque las
consecuencias son letales. En los pacientes potencialmente alérgicos, se
manifiesta de la siguiente manera:
- Dificultad para respirar, producto de la constricción de los canales respiratorios.
- Pulso cardiaco notablemente acelerado.
- Dolor de estómago y presencia de cólicos.
- Mareos, producto del descenso de la presión arterial.
Ten en cuenta que, los síntomas que puede presentar un niño alérgico al huevo son variables, es decir no siempre se presenta de igual manera en todos los casos.
¿Cómo evitar la alergia al huevo?
En el infante el proceso de transición de la alimentación exclusiva a la alimentación complementaria debe ser ordenada y estrictamente cumplida por parte de los padres para evitar consecuencias mayores.
Esta etapa te dará una perspectiva, no solo de los gustos del bebé, sino también sobre los alimentos que le pueden causar reacciones alérgicas. Por eso la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que a partir de los 6 meses de edad, se introduzca de manera progresiva alimentos dos o tres veces al día e ir descartando reacciones alérgicas.
En el caso del consumo de huevos, se recomienda introducirlo por primera vez luego de los 9 meses, después que su estómago ha comenzado a tolerar cereales, verduras, vegetales y otras proteínas. Puedes comenzar dándole solo la yema del huevo y al observar una reacción favorable combinar con la clara del huevo.
Si el niño es potencialmente alérgico al huevo puedes probar haciéndole pruebas de provocación abierta. Estas pruebas consisten en exponer a la persona a cantidades controladas de la sustancia que se sospecha responsable de causar el cuadro alérgico. Es una práctica que también sirve para detectar las alergias más comunes de los niños a partir de los 6 meses como la alergia al polen, ácaros, medicamentos y demás alimentos.
Otra forma de conocer las reacciones alérgicas alimentarias es a través de estudios cutáneos, y análisis de sangre. En la piel funciona dejando caer una parte de la sustancia y ocasionando una herida intensional como un pinchazo o rasguño, luego, se deja actuar por unos minutos. Si aparece sobre él alguna señal como el cambio repentino de color se pudiera concluir que el paciente es alérgico al huevo. En ocasiones, las reacciones pudieran presentarse de manera tardía, lo que sugiere estar alerta en las horas posteriores al consumo o prueba realizada.
Si tu hijo resulta alérgico al huevo suspéndelo por completo durante su primer año, en la mayoría de los casos este tipo de alergias pueden superarse al pasar de los años. Consulta siempre con su pediatra la dieta más recomendada para el caso de tu bebé.