La alergia a los cereales es un tipo de alergia alimentaria frecuente en algunos tipos de niños y adultos que al detectarse puede cambiar radicalmente la dieta diaria recomendada tradicionalmente en los infantes. Entre todos los cereales el trigo es el cereal que con mayor frecuencia produce alergia en las personas, especialmente durante la primera infancia. De hecho, el trigo se encuentra dentro de la lista de los alimentos que causan el 90% de las alergias en el mundo junto con otros cereales como la cebada, avena y escanda según la FAO.
Veamos cómo identificar este tipo de alergias y cómo tratarlo.
¿Por qué se produce la alergia a los cereales?
Las alergias a los cereales se consideran reacciones adversas ante la presencia de una proteína contenida dentro de estos cereales que producen una respuesta anómala del sistema inmunitario ante su presencia. Se consideran reacciones alérgicas de inmediata porque los síntomas aparecen casi de inmediato o unos minutos después, aunque también pueden existir reacciones retardadas.
También es probable que se trate de una reacción de hipersensibilidad celular más comúnmente conocida como enfermedad celíaca, que no es otra cosa que sensibilidad al gluten en individuos con disposición genética. En este caso, la enfermedad provoca inflamación del intestino delgado, por lo que la absorción de los alimentos se produce de forma incorrecta pudiéndose desencadenar anemias, diarreas, dolor de huesos, entre otros síntomas.
La alergia a los cereales no es igual a la enfermedad celíaca, mientras que un niño alérgico a los cereales puede revertir su situación luego de los 5 años, la enfermedad celíaca obliga a evitar de por vida el gluten que se encuentra en cereales como el trigo, centeno, cebada y cereales afines.
¿Cómo reaccionar ante la alergia a los cereales?
Una buena medida para evitar alergias alimentarias en los niños es comenzar a darle cereal a partir de los 6 meses cuando el sistema inmunológico del niño esté más fortalecido. Además, comienza por darle cereales uno a uno para observar la reacción que éste tiene ante su ingesta. Esto te dará la oportunidad de reaccionar más inmediatamente y descartar con mayor seguridad el cereal o alimento ante el cual ha reaccionado desfavorablemente.
Una vez que se ha identificado el cereal ante el cual ha reaccionado desfavorablemente no se le debe dar al niño ningún tipo de alimento que lo contenga. Los alimentos derivados preparados con estos cereales deben evitarse por completo como galletas, tortas o panes. Por eso, lee siempre las etiquetas alimentarias y asegúrate de que no contengan trazos del cereal a evitar, ya que es posible que tengan lo que se conoce como contaminación cruzada. Las trazas de los cereales producidas por contaminación cruzada pueden ocurrir cuando un alimento entra en contacto con el cereal porque se cocina en el mismo lugar sin tener precaución, se usan los mismos utensilios, o se usa el mismo aceite donde se ha freído alguna harina previa.
En caso de comer en la calle es importante contar con un auto-inyectable recomendado por su médico. Siempre que llegues a un restaurante informa sobre la alergia a los cereales que presenta tu hijo antes de pedir la comida. Y si el chef o el dueño del restaurante se siente inseguro por la petición que le estás haciendo, es preferible no pedir comida para tu hijo.
Si las reacciones alérgicas son realmente muy descompensatorias para la salud de tu hijo, no tomes el riesgo y prefiere cargar la comida del niño a donde vayas, principalmente si presenta cuadros de enfermedad celíaca.
Toma en cuenta que, aunque el trigo, la cebada, la avena y la escanda son los cereales clasificados dentro de la lista de los alimentos con mayor probabilidad de producir alergias, no son los únicos, ya que el arroz, el maíz, el centeno y el sorgo también pueden producir alergias, así que mantente alerta siempre.