Según un estudio de la Universidad de Cambridge, Gran Bretaña, los niños que pasan más tiempo al aire libre tienen menos riesgo de tener miopía: cada hora extra que un niño está al exterior a la semana, reduce un 2% las probabilidades de padecer este trastorno a la vista.
Esta investigación asegura que los resultados se deben a que, quienes permanecen en casa generalmente pasan el tiempo mirando pantallas, lo que empeora su calidad de visión, sobre todo si lo hacen a poca distancia, y no existe una luz apropiada.
Por otra parte, al estar al aire libre los niños se exponen a la luz ultravioleta y tienen la posibilidad de practicar diferentes planos de enfoque, debido a la distancia que se encuentran los elementos.
Adicionalmente la luz solar también contribuye al crecimiento del globo ocular, ayudando a prevenir este tipo de trastornos visuales. Generalmente dos tercios de los niños que van a visitar a un oftalmólogo son miopes. Esto significa que ven bien de cerca, pero tienen problemas para enfocar correctamente los objetos lejanos.
Aunque a veces es difícil sacar a los niños todos los días por falta de tiempo, frío u otras razones, lo recomendable es que lo hagan por lo menos algunos días a la semana, porque además fomenta el deporte y las actividades al aire libre, reduciendo el sedentarismo infantil e incentivando un estilo de vida más saludable.
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