Algunas mamás se preocupan cuando sus hijos tienen el ombligo para afuera, pero es algo absolutamente normal. A esto se le llama hernia umbilical y suele comenzar a disminuir entre el año y los dos años, para desaparecer completamente entre los cuatro y los cinco.
Comúnmente, alrededor de la segunda semana de vida se termina de caer el resto cordón umbilical. En ese momento la herida se seca, y la piel se retrae hacia el interior.
En algunos casos el ombligo puede quedar hacia fuera, formando lo que se llama ombligo onfalocele. Esto ocurre porque los músculos de la pared del estómago no se unen, y dejan esta protuberancia hacia el exterior.
Estas hernias sólo se operan en caso de que sean muy grandes desde un principio (que midan más de 1.5 centímetros de diámetro), que le produzcan algún dolor al bebé cuando hace esfuerzos (cuando se sienta, tose, defeca, llora mucho o vomita), o si el niño ha cumplido tres años y esta no disminuye su tamaño o sigue creciendo.
En algunos niños puede ser un problema por el uso del pañal, el que puede pasar a llevar la hernia y causar un poco de molestias, pero no debería ser algo grave.
Los especialistas recomiendan que no se utilicen remedios caseros, como el uso de fajas, las que solo dificultan la respiración del bebé, y tampoco el uso de adhesivos o parches curita, que pueden provocar irritaciones en la zona.
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