Los estereotipos del juego
Babytuto
9 de marzo de 2015
Por Ludocori
A pesar de los avances en cuanto a la igualdad de géneros desde los años 50, aún existen ejemplos de que nos falta mucho camino por recorrer. Si miramos los estantes de cualquier juguetería podemos apreciar que, mientras en el sector dirigido a las niñas se pueden ver muñecas, coches para bebés, juegos de tacitas y cocinas, en el de los niños predominan figuras de acción, las pistolas y los sets para armar y desarmar.
El patrón se repite incluso en las librerías, donde para ellas hay secciones enteras dedicadas a cuentos de princesas, y para ellos volúmenes, donde por ejemplo, se les enseña a dibujar gladiadores peleando contra leones o se relatan duelos vaqueros.
El año pasado, una niña de 7 años hizo explotar el debate de la segmentación gracias a una carta que escribió a la compañía de bloques de construcción Lego, donde argumentaba que habían más “hombres Lego” que “mujeres Lego”, y que además éstas sólo se sientan en sus casas, van a la playa y compran.
No tienen trabajo, a diferencia de su símil masculino que además de trabajar tiene aventuras. También alegó de lo ilógico que es pintar los legos de los niños azul y los de las niñas rosados.
En el Reino Unido, el grupo de padres “Let toys be toys” (dejen que los juguetes sean juguetes) está trabajando por lograr cambios en la industria de los juguetes desde 2012. Su objetivo es concientizar a la población sobre los efectos que los juguetes estereotipados tienen en los niños y producir cambios en la industria.
Pequeños cambios como eliminar las referencias explícitas al género o mostrar imágenes donde niños y niñas disfruten juntos de los mismos juguetes, pueden hacer una diferencia que finalmente se traducirá en una vida adulta más plena.
Lise Eliot, neurocientífica estadounidense y autora del libro “Pink Brain, Blue Brain” (Cerebro Rosado, Cerebro Azul), ha estudiado cómo el juego es una herramienta fundamental para la adquisición de ciertas habilidades. Eliot sostiene que, si bien es cierto, hay diferencias hormonales y genéticas entre hombres y mujeres, que influyen en la actividad cerebral, las pequeñas diferencias con las que nacen niños y niñas se van acrecentando con el tiempo por el aprendizaje social, cuando los padres, profesores y sociedad en general, refuerzan estos estereotipos de género.
La científica cuenta que juguetes tradicionalmente masculinos, como pelotas, bloques de construcción o figuras de acción, pueden desarrollar las áreas motrices, mecánicas y espaciales. Los juguetes dirigidos a niñas, como muñecas y productos domésticos, enseñan habilidades verbales y cuidados por el otro.
Jenny Willot, parlamentaria inglesa, asegura que la actual industria de entretención para niños hace que se reduzca el número de mujeres que opta por estudiar carreras científicas como ingeniería, física o matemáticas. En Chile, según datos del Portal Mi Futuro del Ministerio de Educación, de cada 10 alumnos nuevos que ingresaron a la carrera de ingeniería civil en 2013, sólo 2 fueron mujeres.
La moda de “las princesas” es el fiel reflejo de cómo en Chile se está transmitiendo mensajes estereotipados a las niñas. Estos personajes no estudian, no trabajan, no desarrollan ningún tipo de pensamiento complejo y tampoco tienen inquietudes científicas.
Según el doctor Alfonso Correa, Jefe de la Unidad de Psiquiatría Infantil de la Clínica Alemana, “los padres deben ofrecer una gama diversa y a la vez ordenada de posibilidades de juego. En la medida que se de esa libertad en la elección, el niño se va a desarrollar mucho más sanamente y de forma más integral. Es importante que los hombres desarrollen ciertas habilidades afectivas y de comunicación social, y no sólo poner hincapié en lo motriz. Hay que ver no sólo las acciones, sino preguntarse qué mensajes no verbales les estamos transmitiendo a los niños.
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Los estereotipos del juego
Babytuto
9 de marzo de 2015
Por Ludocori
A pesar de los avances en cuanto a la igualdad de géneros desde los años 50, aún existen ejemplos de que nos falta mucho camino por recorrer. Si miramos los estantes de cualquier juguetería podemos apreciar que, mientras en el sector dirigido a las niñas se pueden ver muñecas, coches para bebés, juegos de tacitas y cocinas, en el de los niños predominan figuras de acción, las pistolas y los sets para armar y desarmar.
El patrón se repite incluso en las librerías, donde para ellas hay secciones enteras dedicadas a cuentos de princesas, y para ellos volúmenes, donde por ejemplo, se les enseña a dibujar gladiadores peleando contra leones o se relatan duelos vaqueros.
El año pasado, una niña de 7 años hizo explotar el debate de la segmentación gracias a una carta que escribió a la compañía de bloques de construcción Lego, donde argumentaba que habían más “hombres Lego” que “mujeres Lego”, y que además éstas sólo se sientan en sus casas, van a la playa y compran.
No tienen trabajo, a diferencia de su símil masculino que además de trabajar tiene aventuras. También alegó de lo ilógico que es pintar los legos de los niños azul y los de las niñas rosados.
En el Reino Unido, el grupo de padres “Let toys be toys” (dejen que los juguetes sean juguetes) está trabajando por lograr cambios en la industria de los juguetes desde 2012. Su objetivo es concientizar a la población sobre los efectos que los juguetes estereotipados tienen en los niños y producir cambios en la industria.
Pequeños cambios como eliminar las referencias explícitas al género o mostrar imágenes donde niños y niñas disfruten juntos de los mismos juguetes, pueden hacer una diferencia que finalmente se traducirá en una vida adulta más plena.
Lise Eliot, neurocientífica estadounidense y autora del libro “Pink Brain, Blue Brain” (Cerebro Rosado, Cerebro Azul), ha estudiado cómo el juego es una herramienta fundamental para la adquisición de ciertas habilidades. Eliot sostiene que, si bien es cierto, hay diferencias hormonales y genéticas entre hombres y mujeres, que influyen en la actividad cerebral, las pequeñas diferencias con las que nacen niños y niñas se van acrecentando con el tiempo por el aprendizaje social, cuando los padres, profesores y sociedad en general, refuerzan estos estereotipos de género.
La científica cuenta que juguetes tradicionalmente masculinos, como pelotas, bloques de construcción o figuras de acción, pueden desarrollar las áreas motrices, mecánicas y espaciales. Los juguetes dirigidos a niñas, como muñecas y productos domésticos, enseñan habilidades verbales y cuidados por el otro.
Jenny Willot, parlamentaria inglesa, asegura que la actual industria de entretención para niños hace que se reduzca el número de mujeres que opta por estudiar carreras científicas como ingeniería, física o matemáticas. En Chile, según datos del Portal Mi Futuro del Ministerio de Educación, de cada 10 alumnos nuevos que ingresaron a la carrera de ingeniería civil en 2013, sólo 2 fueron mujeres.
La moda de “las princesas” es el fiel reflejo de cómo en Chile se está transmitiendo mensajes estereotipados a las niñas. Estos personajes no estudian, no trabajan, no desarrollan ningún tipo de pensamiento complejo y tampoco tienen inquietudes científicas.
Según el doctor Alfonso Correa, Jefe de la Unidad de Psiquiatría Infantil de la Clínica Alemana, “los padres deben ofrecer una gama diversa y a la vez ordenada de posibilidades de juego. En la medida que se de esa libertad en la elección, el niño se va a desarrollar mucho más sanamente y de forma más integral. Es importante que los hombres desarrollen ciertas habilidades afectivas y de comunicación social, y no sólo poner hincapié en lo motriz. Hay que ver no sólo las acciones, sino preguntarse qué mensajes no verbales les estamos transmitiendo a los niños.
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