- Cambios en la conducta del niño, como que estén más irritables
- Cansancio, somnolencia, que puede llegar incluso a la pérdida de conocimiento
- Tono de piel pálido, que puede llegar a tonos azulados
- Pérdida de apetito
- Vómitos descontrolados
- Posibles convulsiones
- Hemorragia en los ojos
- Alteraciones en el ritmo respiratorio