Educar y criar, una bella y vital experiencia

Babytuto

27 de mayo de 2015

Hablar de la infancia nos remonta de inmediato a la experiencia propia vinculada a aromas, colores, juegos, lugares, personas y tiempos. Sin embargo, muchas veces la distancia que tomamos de esta, nuestra propia experiencia de infancia, nos ha impedido leerla y resignificarla. Por diversos motivos, el cotidiano nos lleva a un plano en donde las exigencias y las labores del día a día priman, y la infancia queda en un lejano pasado. Es por ello, que al relacionarnos con niños y niñas, nos cuesta entender y actuar ciertas cuestiones, lo que a veces, incluso, nos lleva a tomar acciones y actitudes inapropiadas. Resignificar un pasado infantil es una tarea difícil, sin embargo es preciso poder pensar la infancia desde nuestra experiencia, para así poder concebir esta etapa como una instancia significante para el resto de nuestras vidas. Muchas veces, escuchamos decir que los niños y niñas  “no saben” o “no entienden”, sin embargo, dicha afirmación es cuestionable, pues si intentamos buscar en nuestro pasado, reconocemos en nosotros una lucidez, fuimos conscientes de lo que nos pasaba, y aunque a veces no comprendíamos del todo, nuestra mente buscaba respuestas. Así entonces, los niños y niñas viven un proceso de integración en un mundo lleno de estímulos con muchas interrogantes, ante las cuales poseen percepciones y saberes que deben ser tomadas en consideración. Es transversal entonces, para poder criar un hijo o hija,  saber y recordar que los niños y niñas, son personas, y por lo tanto, reconocerlos como sujetos, que hablan, que expresan, que tienen nociones, que por su palabra y gestos dirigen un llamado y que por sobre todo, se constituyen en relación con otros, en un primer momento, con los padres. En este sentido, los padres, cumplen un rol fundamental, pues son las primeras relaciones objetales que poseen los infantes, y desde las cuales se van a desplegar y relacionar con otras personas y con el mundo. Los niños y niñas, son sujetos  que están en pleno proceso de integración y constitución simbólica, y necesitan la ayuda de otro que otorgue saberes y guías para transformar desde sus saberes y vivencias personales. Aquí entonces se vuelve central el lugar de los padres, quienes deben, ser estas guías que desde su experiencia con el mundo, otorguen herramientas a sus hijos e hijas. Sin juicios ni prejuicios, deben escuchar las distintas expresiones e interrogantes de los niños,  para posteriormente orientar. Desde esta perspectiva entonces, educar y criar, no será reglamentar y delimitar, sino abrir posibilidades para conocer. Estar dispuestos a ser parte del crecimiento implica escuchar preguntas, responder, dialogar, crear junto con ellos, por lo tanto, al delimitar (poner reglas y normas), es preciso conversar y explicar. En este sentido, debemos apostar a que cada dibujo es importante, cada pregunta es una interrogante vital, que caerse es un aprendizaje para levantarse y el lugar de los padres es justamente dar esa mano que recoge y esa voz dialogante que está dispuesta a explicar razones frente a un error. Si miramos con respeto y valor a nuestros niños y niñas, acompañarlos en su desarrollo será una ventana abierta a posibilidades tanto para ellos y ellas, como para ustedes, lograremos futuras personas felices,  enseñanza y educación integral,  seres pacientes y conscientes de su entorno, capaces de preguntar, crear y pensar por sí mismos. Este blog apuntará justamente a dar las pistas necesarias para poder llevar este proceso, saber y poder actuar en distintos momentos de la crianza que permitan crecer tanto al niño y niña, como a los propios padres en la bella experiencia de educar. shutterstock_33982576.jpg>38.333333333333336:50

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