Escrito por Ludocori
Durante décadas, colegios y padres creyeron que el éxito de sus hijos dependía casi exclusivamente de sus aptitudes académicas. Pero los últimos estudios en neurociencia muestran otra realidad: cualidades como la perseverancia, la flexibilidad mental y sobretodo la autorregulación serían muchísimo más determinantes en la trayectoria de los niños. Y la buena noticia es que son habilidades que siempre se pueden mejorar.
Allan Schore, científico de la Universidad de California en Los Angeles (UCLA), ha dedicado su carrera a estudiar la intersección entre la psicología, biología y neurociencia, centrándose en la investigación del apego, que él localiza en el hemisferio derecho del cerebro. A diferencia de lo que muchos creen, ese no es el lado “emocional” del cerebro, ya que las emociones también influyen en el funcionamiento del lado izquierdo. Lo que ocurre es que ahí se localizan las funciones gracias a las cuales somos capaces de leer pistas no verbales en nuestras relaciones con los demás. La capacidad de leer estados emocionales, fundamental en el desarrollo de la empatía, se va configurando durante los primeros años de vida. No es lo que la madre dice; es su tacto, su olor, el sonido y la entonación de su voz lo que dispara millones de neuronas en el recién nacido, estableciendo circuitos y conexiones que verdaderamente transforman el cerebro. En opinión de Schore, esta interacción entre el niño y su madre es de gran importancia, pues de ella dependerá la habilidad futura de regular el estrés. Según Schore, el tipo de experiencias que el cerebro derecho necesita para madurar, no son académicas ni intelectuales, sino íntimas y emocionales No es el coeficiente intelectual el que determinaría trayectorias, sino otras habilidades que normalmente se asocian con el carácter de una persona. Los neurobiólogos denominan ciertas habilidades del carácter como “funciones ejecutivas”, tales como el autocontrol, la perseverancia, la creatividad a la hora de enfrentar problemas, la flexibilidad mental necesaria para sacarle partido a oportunidades imprevistas.Según Adele Diamond, académica de la Universidad de British Columbia, Canadá, se ha demostrado empíricamente que las funciones ejecutivas son muy predictivas respecto de cómo le va a ir a alguien en el colegio, para conseguir trabajo y conservarlo, para hacer amigos, para la armonía matrimonial e incluso están ligadas a la salud, tanto física como mental. La buena noticia es que a diferencia del coeficiente intelectual, que se estabiliza más o menos a los ocho años, las funciones ejecutivas permanecen abiertas al cambio durante el resto de la vida.
La Estimulación Temprana favorece de gran forma el desarrollo integral del niño, poniendo especial énfasis en el apego y la sociabilización, con el fin de contribuir a la formación de su carácter y temperamento, reforzando habilidades fundamentales como la empatía, perseverancia, respeto y resiliencia.