Celos de hermanos: por qué pelean?
Babytuto
12 de noviembre de 2014
La mayoría de las veces las peleas se originan por situaciones sin mucho sentido o que tienen un trasfondo para ser abordado mayormente, pero esto sólo es en apariencia, ya que resolver los conflictos es relevante para el desarrollo y crecimiento de los niños.
Francisco Arancibia, psicólogo infanto juvenil de la Universidad Diego Portales, explica que las peleas entre hermanos afectan su autoestima y autonomía y alteran la armonía , y pueden influir en la decisiones que tomen a medida que van creciendo.
Algo importante es que incluso la manera en que los adultos lidian con sus problemas puede ser reflejo de los conflictos que tuvieron con sus hermanos en la infancia. No es intervenir en la peleas para lograr objetivos positivos. Los padres se angustian y ven casi imposible superar los celos entre hermanos. Pero no es así, ya que se puede.
A continuación algunos consejos del especialista:
- Buscar el origen del problema: la mayoría de las veces los adultos intervienen cuando estalla la violencia, por lo que rara vez pueden determinar el origen. Observar a nuestros hijos nos brinda muchas oportunidades de alentar el comportamiento que consideramos positivo, por ejemplo, elogiarlos cuando le prestan sus juguetes a uno de sus hermanos
- Respeta sus sentimientos: cuando los chicos se enojan, la ira impide que procesen la información de manera correcta. Hay que esperar a que se calmen, y entonces enseñarles a relajarse controlando la respiración o agitando las manos o el cuerpo para “sacudirse el enojo”. Una vez que las aguas hayan vuelto a su cauce, tratea de que los niños identifiquen y expresen sus emociones, lo que les permitirá entender el punto de vista del otro. Cuando los chicos saben que sus sentimientos son tomados en cuenta, tienden a mostrar mayor empatía hacia los demás
- Poner reglas: respetar las posesiones y el espacio personal de cada quien es la mejor manera de evitar confrontaciones. Si quiere eliminar roces, determine con claridad el tiempo que a cada chico le corresponde ver la televisión o jugar en la computadora, por ejemplo
- Permitir que opinen: permita que los niños encuentren por sí mismos la solución a sus conflictos. Cuando surja una pelea, trate de determinar qué la motivó. Luego, pídale a cada niño que repita el punto de vista del otro, para fomentar la comprensión entre ellos. Al final, ellos pueden aportar ideas para tratar de llegar a una solución
- Enseñar con juegos: por lo general a mamá le toca dirimir las disputas, pero según estudios, la influencia del padre tiene mucho más peso cuando se trata de cooperar. El papá que le enseña a su hijo a compartir y a establecer turnos, le está inculcando un estilo de interacción que fomenta la cooperación. Los juegos en familia son una gran oportunidad para que los padres inculquen la cooperación en sus hijos. Organiza juegos donde cada niño elija representar un personaje, como un policía o un bombero.
Francisco Arancibia, psicólogo infanto juvenil de la Universidad Diego Portales, aportó información valiosa para desarrollar este artículo.
Compartir
Celos de hermanos: por qué pelean?
Babytuto
12 de noviembre de 2014
La mayoría de las veces las peleas se originan por situaciones sin mucho sentido o que tienen un trasfondo para ser abordado mayormente, pero esto sólo es en apariencia, ya que resolver los conflictos es relevante para el desarrollo y crecimiento de los niños.
Francisco Arancibia, psicólogo infanto juvenil de la Universidad Diego Portales, explica que las peleas entre hermanos afectan su autoestima y autonomía y alteran la armonía , y pueden influir en la decisiones que tomen a medida que van creciendo.
Algo importante es que incluso la manera en que los adultos lidian con sus problemas puede ser reflejo de los conflictos que tuvieron con sus hermanos en la infancia. No es intervenir en la peleas para lograr objetivos positivos. Los padres se angustian y ven casi imposible superar los celos entre hermanos. Pero no es así, ya que se puede.
A continuación algunos consejos del especialista:
- Buscar el origen del problema: la mayoría de las veces los adultos intervienen cuando estalla la violencia, por lo que rara vez pueden determinar el origen. Observar a nuestros hijos nos brinda muchas oportunidades de alentar el comportamiento que consideramos positivo, por ejemplo, elogiarlos cuando le prestan sus juguetes a uno de sus hermanos
- Respeta sus sentimientos: cuando los chicos se enojan, la ira impide que procesen la información de manera correcta. Hay que esperar a que se calmen, y entonces enseñarles a relajarse controlando la respiración o agitando las manos o el cuerpo para “sacudirse el enojo”. Una vez que las aguas hayan vuelto a su cauce, tratea de que los niños identifiquen y expresen sus emociones, lo que les permitirá entender el punto de vista del otro. Cuando los chicos saben que sus sentimientos son tomados en cuenta, tienden a mostrar mayor empatía hacia los demás
- Poner reglas: respetar las posesiones y el espacio personal de cada quien es la mejor manera de evitar confrontaciones. Si quiere eliminar roces, determine con claridad el tiempo que a cada chico le corresponde ver la televisión o jugar en la computadora, por ejemplo
- Permitir que opinen: permita que los niños encuentren por sí mismos la solución a sus conflictos. Cuando surja una pelea, trate de determinar qué la motivó. Luego, pídale a cada niño que repita el punto de vista del otro, para fomentar la comprensión entre ellos. Al final, ellos pueden aportar ideas para tratar de llegar a una solución
- Enseñar con juegos: por lo general a mamá le toca dirimir las disputas, pero según estudios, la influencia del padre tiene mucho más peso cuando se trata de cooperar. El papá que le enseña a su hijo a compartir y a establecer turnos, le está inculcando un estilo de interacción que fomenta la cooperación. Los juegos en familia son una gran oportunidad para que los padres inculquen la cooperación en sus hijos. Organiza juegos donde cada niño elija representar un personaje, como un policía o un bombero.
Francisco Arancibia, psicólogo infanto juvenil de la Universidad Diego Portales, aportó información valiosa para desarrollar este artículo.
Compartir