Se llama embrión al momento en que el cigoto (óvulo fecundado por el espermatozoide) se ha implantado en la pared del útero, para obtener nutrientes del torrente sanguíneo de la madre, y así continuar su desarrollo.
Desde este momento, las células se comienzan a separar de acuerdo a su función futura.
Ya en la tercera semana de desarrollo, el embrión pasa a una etapa de gastrulación: así se le denomina la formación de las capas que generarán el ectodermo (originan la piel, los órganos sensoriales y el sistema nervioso), mesodermo (dará paso a los músculos y la sangre), y endodermo (que formará el sistema digestivo, la tiroides y los pulmones).
Al mismo tiempo se genera el tracto gastrointestinal y la médula espinal.
También se ha comenzado a desarrollar la diferenciación celular que dará forma a la estructura del corazón.
Ya en el segundo mes de embarazo el embrión se parece mucho más a un humano. Los rasgos de la cara están un poco más formados y se han comenzado a formar las prolongaciones de las extremidades.
Al final de esta etapa el embrión ya posee la mayoría de los órganos internos y las características del futuro bebé. Desde este momento, cuando ya ha concluido la formación de casi todo, es que el embrión pasa a llamarse feto, y continúa su crecimiento y desarrollo hasta llegar hasta el final del embarazo.
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